Los socialistas han tenido casi 40 años para tejer su "tela de araña" andaluza, densa y fabricada para asegurarse el poder eterno con esmero y dinero público abundante. La mamandurria impera en Andalucía y poco pueden hacer los millones de ciudadanos que desean una regeneración o por lo menos un cambio. El socialismo en Andalucía es endémico y está tan implantado en la tierra como las viñas y los olivos.
La mitad de la economía de Andalucía depende, directa o indirectamente, de la Junta de Andalucía y casi la totalidad recibe también algunos beneficios derivados del poder público, ya sea en forma de contratos, subvenciones o ayudas. Todo ese poder económico otorga al gobierno andaluz un poder capilar e inmenso.
Si se tiene en cuenta que la Junta es el primer empleador y que la presencia del gobierno en Andalucía es obsesiva y mas densa, incluso, de lo que era el poder soviético en regiones de la URSS como Siberia, Crimea o Georgia, entonces es fácil comprender que los socialistas tengan asegurado cientos de miles de votos cada vez que se abren las urnas, votos incondicionales que serán socialistas por conveniencia y porque del gobierno depende el dinero de centenares de miles de economías familiares.
La tela de araña socialista tejida en Andalucía es de una eficacia estremecedora. Para los socialistas, el dinero público es su principal herramienta de gobierno y su fuente directa de poder. Gracias al dinero, controlan las grandes empresas, las organizaciones sindicales, la patronal, las cámaras de comercio, las ONGs, gran parte de las fundaciones e instituciones sin ánimo de lucro, cofradías, colegios profesionales, universidades, escuelas de negocios, escuelas concertadas, religiones, ayuntamientos, diputaciones, cooperativas, explotaciones agrarias, industrias transformadoras, comercios, turismo, sanidad y hasta los escasos centros dedicados a la investigación y la ciencia.
A esa tupida y extenuante red hay que agregar el millón largo de funcionarios, las decenas de miles de políticos colocados a dedo, los asesores, los que forman parte de la red de observatorios, empresas públicas y demás chiringuitos del poder, los colocados temporales y los que reciben ayudas de algún tipo, incluyendo comedores sociales, conventos y hasta parroquias.
Escapar de la influencia de la Junta es mas casi mas difícil en Andalucía que subir en cuerpo y alma al cielo.
La red del poder, esa tela de araña tupida y pegajosa que invade hasta los rincones mas apartados de la sociedad civil y hasta la vida hogareña de millones de andaluces, queda completada y convertida en la mas eficiente trampa imaginable si se le agrega la fuerza del "pan y circo", la manipulación de la cultura y de la información, un trabajo de convencimiento, propaganda y adoctrinamiento que se ejerce desde una flota nutrida cuyo buque insignia es Canal Sur, pero que cuenta con compañías de teatro, danza, folclore, copla y fiestas de todo tipo, incluyendo las manifestaciones mas sólidas de la cultura popular, como las romerías, las ferias, los carnavales y hasta las compañías de cine y espectáculos varios.
Pensar que un poder de esa naturaleza, mas propio del viejo mundo soviético que de una democracia occidental, pueda ser derrotado en las urnas, es inocente e infantil.
El socialismo, en Andalucía, es eterno, salvo que los ángeles del cielo, llenos de misericordia, bajen para rescatar a un pueblo que, desde hace casi cuarenta años, bajo el socialismo mas tupido y denso del planeta, siempre ha estado en el furgón de cola de España y de Europa, infectado de corrupción, atraso, desempleo y pobreza.
Pero los ángeles, por desgracia, son cautos y casi nunca bajan del cielo.