Es uno de esos libros que prestan mil y una reflexión únicas, del tipo “Esto es buenísimo, tengo que apuntármelo” para, más tarde, quedar en el olvido mental tras diez páginas.
“Su secreto es la elegancia”, figura en las críticas. Si con elegancia nos referimos a no poder soltarlo allá donde vayas por tu casa, aprovechando cualquier momento (que se frían las patatas, por ejemplo…) para poder avanzar, pero que a la vez sientes que lo traicionas al dedicarle un fugaz minuto cuando puedes dejarle espacios más confortables a su lectura… Pues sí, es un libro bastante elegante, la verdad.
Renée es una la portera de un edificio de ricos en pleno París; no quiere la descubran: deja la tele encendida para que se escuche en el portal y se esconde a leer y ver clásicos y bellezas del arte en general. Paloma es una niña de 12 años que ha decidido que no vale la pena vivir rodeada de tanta hipocresía y sin sentido.
Dos almas inquietas y descontentas que encontrarán a un individuo que les cambiará la razón de su existencia. Eso es la elegancia del erizo.
Quizá estar vivo sea esto: perseguir instantes que mueren