SEGÚN EL PRIMER MÉTODO, EL HOMBRE SE ALEJA DE LA INSATISFACTORIA REALIDAD PATENTE CREANDO OTRA FANTASEADA EN LA QUE HABITAR. EL OTRO MÉTODO, EL INTELECTUAL, PERMITE LA CREACIÓN DE IDEAS, DE IDEALES, QUE SIRVAN DE REFERENCIA PARA ACCEDER A LA REALIDAD A LA QUE SE ASPIRA
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“La mentalidad primitiva que aún perdura en la mayoría de los habitantes de los pueblos civilizados creía (…) que es el ensueño, la embriaguez, el delirio y el trance quienes nos hacen presente la verdadera realidad (…) El hombre primitivo ha preferido siempre al método intelectual (que surgió en Grecia hace 2.500 años) este otro que podemos llamar fantastical o visionario. Por eso desarrolló las técnicas delirantes para obtener el sueño vivaz, la embriaguez y el trance. Esto explica el sorprendente hecho de que entre los inventos más antiguos de la humanidad se halle el descubrimiento de los estupefacientes(…) Es curioso que el hombre de quien se dice que es el animal racional, lo primero en que empleó su razón fue en procurar perderla –lo cual, como es excesivo, nos hace sospechar que el hombre no comenzó por ser racional y no está tan claro como se supone que lo sea todavía (…) El hombre primitivo como el de luego y el de siempre se afana en abrir boquetes en el telón falaz que es este mundo, en distender alguno de sus poros para intentar ver a su través lo que hay detrás –por tanto, para ver un mundo al que es esencial ser otro que este. Y he aquí (…) el hombre viviendo a la vez en dos mundos –el patente que no basta y el latente que se busca– el mundo y el trasmundo. La disputa multimilenaria versa sobre qué método es el más seguro para hacer el viaje del mundo al trasmundo. Los visionarios dicen que es el delirio –los intelectuales dicen que es la razón o inteligencia” (Ortega y Gasset[1]).[1]Ortega y Gasset: “Sobre la razón histórica”, O. C. Tº 12, pp. 263 a 266.