La Emoción del Miedo

Por Laura_zgz
El miedo es una emoción que nos invade, que surge por nuestra percepción de peligro, real o supuesto y que no tiene temporalidad, es decir, puede detonarse por el pasado, el presente o el futuro. Tiene la función de protegernos a nosotros mismos, nos previene de un peligro, llama nuestra atención a algo o a un suceso y sobre todo sobre las consecuencias que ese suceso genera para nosotros.
Como dice OSHO, el miedo solo existe en el mecanismo de la mente.
El miedo se presenta por nuestra propia concepción del mundo, de nuestra educación, cultura, ambiente social… no todas las personas le tenemos miedo a las mismas cosas.
Por ejemplo: Si a un bebe ve una serpiente venenosa, probablemente por su instinto curioso, quiera ponerse a jugar con ella, incluso la agarre, la estruje y la muerda o se la meta en la boca. Él no ha aprendido aún el peligro que genera jugar con una serpiente venenosa y las consecuencias que en este caso sería la muerte, ni siquiera entiende que es peligro o que es la muerte. Una persona que tiene miedo a perder su trabajo tiene miedo de las consecuencias que se crean al perderlo, de cómo va estar, que va a hacer y qué va a perder, otros ven una oportunidad para hacer cosas diferentes.
El miedo no es más que una emoción que trasladamos al futuro y sacamos consecuencias negativas porque tememos perder algo. Pero si miramos fríamente esa consecuencia, no es real, es lo que creemos que va a pasar, es el cuento que nos contamos sobre lo que vaticinamos en el futuro… ¿Realmente crees que puedes predecir tu futuro y saber lo que va a pasar,cómo va a pasar y cómo va a pasar al 100%?
No podemos evitar sentir miedo, es una emoción que nos envuelve por completo, pero sí podemos controlarlo y podemos vencerlo, solo hay que ponerlo de nuestra parte.
El miedo nos da información, y la información es poder, nosotros decidimos que hacemos con esa información. El miedo es tan poderoso que muchas personas utilizan la intimidación y la amenaza para infundir miedo… tú decides que hacer con eso… ¿Cómo darle la vuelta a esa intimidación? Es fácil.
En otras entradas he hablado de cómo nosotros nos revelamos al mundo y a los demás a través de nuestro lenguaje, de lo que decimos o nos decimos a nosotros mismos (pensamiento) y que este proviene de nuestra propia biblioteca personal que se encuentra en nuestra mente. Cuando tomamos una decisión vamos a esa biblioteca, revisamos nuestras inquietudes, deseos, metas, miedos, creencias, cultura, historia…. Y a partir del mejunje que sale y racionalizar sobre ello, nos pre disponemos a actuar. Cuando juzgamos, opinamos, afirmamos… nos es más que la proyección de lo que tenemos en esa biblioteca e incluye nuestros miedos, creencias, valores…etc, bien dice el dicho que el león se cree que son todos de su condición.
¿Qué pasa cuando alguien nos amenaza o intimida? Simplemente lo hace con lo que cree que a esa persona le intimidaría y sería importante para ella, pero lo que cree, lo cree porque para el intimidador es importante realmente, no puede meterse en la cabeza del otro... si lo que le importa es la imagen, atacará la imagen del otro, si es una persona que no cree que la imagen le limite, ese punto lo verá pérdida de tiempo y buscará otro...
Tú decides darle el poder a la persona, tú decides hacerle caso, más bien busca tu estrategia para que lo que sea no te frene en tu vida y en tus decisiones. Analiza la información y úsala a tu favor, pero recuerda, no es para voltear la tortilla y amenazar al otro, sino para poder liberarte del miedo y avanzar, enfrentarte, buscar apoyo, unir fuerzas incluso no hacerle caso… el que ejerce la fuerza por intimidación, es porque no puedo hacerlo de otra manera: imposibilidad de empatía, de comunicación, manejo de emociones, ego, soberbia, baja autoestima, inmadurez, víctima y drama…
El miedo es una de las emociones más poderosas en la faz de la tierra, eres capaz de todo por miedo, pues bien ¿Qué serías capaz de hacer si no tuvieses miedo? ¿Por qué no ponerle la misma energía?
El miedo es relativo, en cuanto empezamos a mirar hacia dentro y no tanto al exterior empieza a desaparecer la sensación de inmovilidad y podemos tomar acciones
Pongamos el ejemplo de la serpiente. Si vemos una serpiente venenosa y nos provoca la emoción del miedo, es porque nosotros ya nos hemos forjado la idea de lo que va a pasar… nos va a morder y vamos a morir... entonces ya no voy a estar en este mundo, no voy a poder hacer o ver o sentir… el miedo a la muerte. Si conservamos la calma y no nos movemos, probablemente la serpiente pase de largo, recuerda que los animales atacan por miedo o por hambre. Tomamos una acción efectiva para evitar un riesgo. Si la serpiente por cualquier situación nos muerde, también buscaremos una acción efectiva: ir a un hospital. Si nos invade el miedo nos tiramos al drama y si nos tiramos al drama perdemos el control. Una vez vi en un documental del “Discovery channel “una persona que jugando al golf, en un campo de Estados Unidos, le mordió una serpiente de cascabel. Este hombre, por suerte para él, llevaba muchos años haciendo yoga a niveles donde la mente era capaz de controlar el cuerpo. En el camino al hospital se concentró en bajar su ritmo cardíaco para retrasar el efecto del veneno y pudo llegar a tiempo al hospital para ser tratado con el antídoto adecuado.
¿Qué quiero decir con esto? Que nosotros somos capaces de mantener el miedo a raya para poder tomar decisiones que no nos entorpezcan en nuestra meta.
El miedo está en nuestra cabeza y lo sentimos en nuestra piel. Como todas las emociones, surge a partir de la percepción de nuestro entorno (personas, ambiente como país donde vivimos, cultura, creencias que procesamos y acontecimientos) y nos producen sensaciones de frío, calor, hueco en el estómago, sudor… Esta percepción la asociamos con alguna pérdida o deseo que corre el riesgo de no cumplirse, interpretamos y en nuestra mente nos creamos una historia de cómo van a ser las cosas, entonces surge e miedo. Las sensaciones no son más que huellas e impresiones que dejan las emociones en nuestros sentidos, sintiendo somos capaces de recordar lo positivo y lo negativo.
¿Por qué el miedo está en nuestra cabeza?
Vivimos en sociedad que tienen sus propias reglas, opiniones, juicios y su manera de ver el mundo y de comprenderlo, porque lo que sacan conclusiones de lo que es “socialmente aceptable y políticamente correcto” y de cómo deberíamos pensar y actuar. Son entes pensantes comunitarios. Esas “reglas” no escritas determinan lo que es bueno, malo, aceptable, inaceptable, a qué le dan valor y lo que no es importante… y en base a esta forma de pensar y vivir somos educados. Esa educación y formación va enfocada a que el día de mañana seamos unos miembros de la comunidad “aceptados” y “dignos de ella”. No quiero decir que esa educación sea mala y perversa, no, es la que creen que debemos tener. Cuando somos pequeños se aseguran de esa educación: - Esto está bien, esto está mal - - no hagas esto, no hagas aquello – te dicen lo que tienes que hacer. Cuando somos pequeños, nos dicen, no subas al árbol que te vas a caer, no comas tanto dulce que te va a hacer daño, no pegues a este niño, no hables con extraños… todo esto sirvió cuando éramos pequeños, estábamos aprendiendo el respeto, alimentación equilibrada, a cuidar nuestro cuerpo y a nosotros, a evitar y estar alerta a peligros que no sabíamos que podían existir, en definitiva nos ayudaban a crecer. Hoy ya hemos crecido, y las mismas normas que antes nuestros padres nos enseñaban ya no todas nos sirven, porque el momento histórico, nuestra madurez mental, nuestras experiencias, nuestras metas, inquietudes… son diferentes y ahora nosotros nos podemos valer por nosotros mismos y tomar decisiones acorde a nuestra voluntad.
Hoy tenemos el control de nosotros mismos al 100%
¿Entonces cuál es el problema?
El problema comienza cuando nos guiamos por las directrices ajenas y no las nuestras propias, seguimos pensando en la educación y formación del pasado, es decir, programados para vivir la vida que “debemos” vivir, y dejamos de escuchar lo que realmente queremos, “Tener que” en vez de “Elijo o quiero”. Con esto no quiero decir que todo lo que nos dijeron es malo, no, quiero decir que hay cosas que no nos sirven ya y hay otras que sí, el verdadero quid de la cuestión, es ¿me limitan o me impulsan? ¿Sigo las reglas socialmente adecuadas al debo ser, tengo que hacer o realmente elijo? Si coinciden mis valores, mi metas y mi manera de entender el mundo, perfecto, pero ¿y si no? ¿Qué “expectativas” te empeñas en cumplir, las tuyas o las de los demás? ¿Dónde buscas tu seguridad, dentro o fuera de ti?
Tomar conciencia, implicar darse cuenta de quiénes somos y de lo que hacemos, decidir qué programa grabado en mi mente me sirve y cual no y dejar de lado las expectativas… ¿Por qué? Porque las expectativas generan stress emocional, pero de esto hablaré otro día, siempre produce mucho revuelo…
La mente programada te dice: no hagas nada que no hayas hecho antes, es arriesgado. ¿Cuál es la diferencia entre 2 personas que ven el miedo diferente? La educación y formación procesada durante años.
Si tus padres te enseñan que el qué dirán es importante y tienes que comportarte de determinada manera porque si no hablarán mal de ti, te vuelves una persona temerosa de tu imagen frente a los demás, quieres que sea perfecta y cualquier cosa, te empeñas en dar explicaciones para que no haya malos entendidos y vivir “tranquilo”… el ego y la soberbia se alimente de la baja autoestima…
Si tus padres te enseñan que es importante tener dinero y una buena posición social, el día de mañana serás capaz de sacrificar todo por dinero, un buen coche, una gran casa, hoteles caros… y vivir siempre temeroso de perderlo. Vivir bajo expectativas a “palomear” no bajo niveles de satisfacción… Una cosa es comprar lo que te gusta y otra vivir para conseguirlo a toda costa y poner tu validez como persona y felicidad en lo material. Son personas que viven estresadas y enojadas todo el tiempo… aunque no lo demuestren
Cambiando el chip, como se dice, se ven las cosas diferentes… y como dijo Ramón de Campoamor en su fábula de “Las dos linternas” «Y es que en el mundo traidor nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira…» y antes Agustín Moreto escribió en “El defensor de su agravio” «Que quien por un vidrio mira que hace algún color distinto todo cuanto ve con él está del color del vidrio».
Heinz von Foerster, afirmó que la objetividad no es más que la ilusión de una observación sin observador, algo, que yo sepa, imposible de suceder, cada uno de nosotros somos observadores y a través de nosotros vemos las cosas, a través de nuestra biblioteca las interpretamos y leemos la intencionalidad, surgen las emociones, surgen las decisiones y tomamos acciones. Imaginaos cuántas cosas pasan por nuestra cabeza antes de que surja el miedo, el enojo, la alegría…
Cómo quieras manejarlas es tu decisión…
Lau