Revista Economía

La empresa, una comunidad de personas: Cultura empresarial para un tiempo nuevo

Publicado el 06 octubre 2021 por Javier Pérez Caro @JavierPerezcaro
La empresa, una comunidad de personas: Cultura empresarial para un tiempo nuevo

Estimad@s amig@s

Sinopsis

Entre muchas otras cosas, una empresa es ante todo servicio, una comunidad de personas que sirven a otras con el fin de satisfacer sus necesidades más importantes. Pero ¿Qué hace que una empresa funcione? ¿Existe la empresa perfecta?

Analizando temas fundamentales en el ámbito de las organizaciones como la ética y la cultura de la empresa; la responsabilidad social corporativa; el sentido del trabajo; la sostenibilidad; los stakeholders; la misión, la visión y los propósitos de una empresa, La empresa, una comunidad de personas, analiza la realidad de un mundo complejo creado por y para las personas.

Dirigido a directores de empresa, a personas que han decidido embarcarse en el proyecto de crear o dirigir una empresa, a todos los trabajadores de una organización y a los estudiantes de Administración de Empresas interesados en la creación y las claves del éxito de una empresa, en estas páginas el autor nos guía en el camino de la buena empresa: ética, responsable, sostenible y rentable.

«La empresa es algo muy sencillo.

El trabajo de los directivos es cuidar a los empleados

El trabajo de los empleados es cuidar a los clientes

Clientes satisfechos cuidan a los accionistas

Es un círculo virtuoso»

John Mackey

Prólogo

«¿Por qué no escribes un libro sobre la empresa?» (…) «Podría llamarse Dirigir es servir…». La idea me gusto. Dirigir es servir. La empresa es servicio. La empresa es una comunidad de personas que sirven a otras personas al mismo tiempo que satisfacen sus necesidades personales.

«(…) la remuneración variable de los altos directivos

 equivale a pagarles para mentir dos veces:

una al fijar los objetivos,

y otra al determinar su consecución (…)»

M. C. Jensen

El profesor Antonio Argandoña nos invita en La empresa, una comunidad de personas, a reflexionar sobre el enfoque humanista de la gestión de las empresas. Utilizando como herramientas la cultura empresarial de la compañía.

Estamos viviendo tiempos nuevos, donde la cultura empresarial cobra más sentido si cabe que antes, donde debemos de apostar por seguir construyendo el propósito de la compañía, mejorando la propuesta de valor hacia los stackeholders, construyendo unas mejores empresas, para a su vez cimentar una mejor sociedad.  

«La dirección de empresas está entre las más nobles profesiones, si se practica bien.

No hay otra ocupación que ofrezca

 más vías para ayudar a otros a aprender y a crecer,

a asumir responsabilidades,

a ser reconocido por sus logros

y a contribuir al éxito de su equipo»

Chris Christensen

(…) me gusta especialmente la definición de empresa que daba un directivo con muchos años de experiencia. Giovanni Angelli (…)

Una empresa está formada por personas con diferentes historias, diferentes culturas, diferentes inclinaciones, diferentes aspiraciones, diferentes trabajos… Y todas estas personas, de diferentes edades y culturas, con diferentes empleos, tienen que llevar a cabo el milagro de trabajar juntas, de modo que los resultados de la empresa sean los adecuados. Hoy y mañana.

(…) «Hoy y mañana». Porque la empresa es una entidad viva, con vocación de continuidad, y son las personas, no las maquinas, la tecnología o el capital, las que van conduciendo la empresa a lo largo de su vida. La continuidad de la organización exige rentabilidad (…)

Si los directivos esperan que sus empleados vayan más allá de un mero cumplimiento formal de su contrato, tendrán que preguntarse cómo conseguir ese extra de interés, dedicación, compromiso y lealtad (…)

El propósito o misión es el para qué de la empresa, su razón de ser, su finalidad última, aquello que los que la dirigen y trabajan en ella quieren que sea (…)

El propósito es la contribución que la empresa hace a la sociedad a través de sus miembros, «los de la casa». No es un deseo acerca de su posición relativa respecto de otras compañías (…)

(…) la misión seria la puesta en práctica del propósito (…)

(…) el propósito permite identificar lo que es importante y lo que no lo es y comunicar a la organización un sentido de lo que quiere hacer (…)

(…) debe ser un propósito siempre en construcción, no porque haya que volver a discutirlo continuamente, sino porque habrá que acomodarlo a las circunstancias cambiante (…)

(…) el propósito no es algo fijo, inamovible, sino que, teniendo vocación de ser duradero, se va definiendo y redefiniendo y, por tanto, puede cambiar ―y, en ocasiones, debe cambiar―.

(…) una misión que no se materialice es inútil; más aún, puede hacer daño si lesiona la credibilidad y, por tanto, la confianza.

Los objetivos están al servicio de la misión; una misión sin objetivos está muerta, y un objetivo sin misión es ciego. Los objetivos son medios para conseguir el propósito (…)

(…) dirigir es coordinar las acciones de un conjunto de personas, identificadas por los roles o funciones que les son asignados, de modo que el resultado obtenido coincida con el objetivo de la organización, dadas las condiciones del entorno (…)

(…) «en mi empresa no eres un número; te exigen pero te echan una mano cuando lo necesitas». El «ambiente» de una empresa no lo marcan los aspectos materiales (…) sino el trato humano, que respeta los derechos y niega los caprichos

En la empresa humanista se tienen en cuenta todos los intereses de los trabajadores (…)

¿Cuál es el beneficio que hay que maximizar? (…)

(…) lo que no se justifica es que la empresa deba gestionarse para obtener siempre el máximo beneficio posible, ni que deba gestionase de acuerdo con el interés exclusivo de sus propietarios (…)

Lo importante es que los directivos tomen sus decisiones teniendo en cuenta siempre las tres dimensiones relevantes: la eficacia o rentabilidad, necesaria en una actividad económica; la atractividad, para que las personas se sientan siempre bien acogidas y tengan oportunidad de desarrollarse; y la consistencia o unidad, de modo que los aprendizajes sean siempre positivos (…)

(…) la cultura organizativa tiene caracteres duraderos, pero no es inamovible, aunque sus cambios suelen ser lentos. Se forma, se conforma y se reforma a lo largo del tiempo, porque es una creación de personas.

(…) la cultura corporativa será (…) la consecución de la ejemplaridad de sus conductas y de la coherencia entre lo que dicen y hacen; los empleados entenderán qué significa responsabilidad, compromiso o confiabilidad no por los discursos de los directivos, sino por sus acciones diarias.

Crear confianza exige ejemplaridad en las actuaciones de los directivos: competencia profesional al servicio de la empresa; ayudar a otros directivos y empelados a desarrollarse como personas; humildad para reconocer sus limitaciones y fallos; actuar con justicia, fortaleza, coraje, serenidad y generosidad; transmitir a los empleados la idea de que están trabajando en algo que es más grande que ellos mismos; crear empatía; mostrar creatividad para superar los retos y adaptarse a nuevas circunstancias, además de capacidad para conseguir que las cosas se hagan.

(…) el proceso de gobierno es continuo y combina pasado, presente y futuro. El futuro atrae, el presente exige, el pasado sedimenta (…)

¿Qué cualidades debe tener un directivo como profesional? Para la tarea de diagnóstico necesitará objetividad; para la fijación de objetivos, magnanimidad y ambición, también ambición del cargo si está orientada al servicio, y audacia o capacidad de riesgo, y para el mando de sí mismo y de los demás, fortaleza y constancia.

(…) un directivo excelente de ser un directivo ético y, si no es ético, no será un buen directivo (…)

«Una organización está enferma cuando la promoción laboral llega a ser más importante para los empleados que cumplir con su trabajo; cuando se está más preocupado por evitar errores que por asumir riesgos; cuándo se está más preocupado por paliar la debilidad de sus miembros que por construir sobre sus fortalezas; cuando las buenas relaciones llegan a ser más importantes que realizar el trabajo y conseguir los objetivos».[i]

La calidad ética de una empresa es la consecuencia de la calidad ética de sus personas, sobre todo de sus directivos (…)

Convivir no siempre es fácil, porque exige madurez: trata de comprender a las personas (¿por qué piensan o actúan así?), aunque no compartas sus puntos de vista. Renuncia q querer ganar siempre, a tener razón en todo, a salirte siempre con la tuya. Procura crear armonía; no te limites a soportar al que piensa o actúa de otra manera.

«La empresa emplea al hombre entero, pero no tiene derecho a tomar el hombre entero».[ii] (…)

«Dirigir es

servir a quienes se manda»

Antonio Argandoña

La empresa, una comunidad de personas

Cultura empresarial para un tiempo nuevo

Antonio Argandoña

Plataforma editorial

Link de interés

Huellas; Construyendo valor desde la empresa

Fundamentos de la dirección de empresas

Teoría de la acción humana en las organizaciones; la acción personal

Dirección por misiones; Conectando a las personas con la estrategia a través del propósito

Consistencia; La estrategia de la empresa es la estrategia de las personas

«Algunos piensan que es malo que las empresas tengan beneficios; yo, en cambio,

pienso que lo malo es que tengan perdidas»

Winston Churchill

Recibid un cordial saludo

[i] Citado por Stein, G. y Drucker, Peter F. «Dirigir es dirigir a personas. Capital humano». Revista para la integración y el desarrollo de los recursos humanos. 2006, 19 (195): pp., 46-51

[ii] Drucker, Peter F. The practice of management. Nueva York: Harper & Row; 1954 


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