Bill Compton se ha vuelto loco señores y señoras. La verdad ha salido a la luz, y aquel vampiro con moral y ética parece haber desaparecido ante nuestros ojos. ¿Que no sabes de que te hablo? ¿Que no entiendes la importancia de un buen cemento? Deja de leer, ponte a ver la season finale de True Blood y luego vuelve, que como siempre, va a haber spoilers. Habrá que ir por grupos de acción, porque han ocurrido demasiadas cosas.
El cogollico de la serie
Todo comienza donde lo dejamos en el anterior episodio: Eric y Russell muriendo bajo el sol. Pero la aparición de Godric, unida a la intervención de Sookie terminan con los dos vampiros de vuelta al Fangtasia. Mientras el vikingo se cura gracias a la sangre del hada del bosque Sookie, a nuestro malvado favorito no le queda otra que aguantarse a sí mismo con su cara de ceniza. Necesitados de un merecido descanso, Eric, Pam y Bill se retiran a descansar de forma que Sookie y Russell se quedan solos. Es entonces cuando hace aparición la hermana gemela malvada de Sookie, que es la que disfruta triturando los restos de Talbot.
Al despertar, el trío vampiro se encuentra con que Alcide ha hecho aparición para colaborar en su nuevo plan: enterrar a Russell bajo cemento. Pero no va a ser el único enterrado: la venganza de Bill está en marcha y termina chorrienterrando a Eric. Sí, chorrienterrándole, porque lo hace verdaderamente mal. Al final es Pam quien le saca de allí (evitando previamente a Rubén, enviado por Bill para matarla). Cuando Bill está recuperando por enésima vez a Sookie se descubre el pastel: la reina Sophie-Anne envió a Bill para tener vigilada a Sookie (S.A. sabía lo que era S. no así B.). En fin, que con todos sus hombres fuera de juego (y con Alcide seguramente en el horizonte) se nos queda Sookie con su amiga soledad. Aunque no por mucho, ya que sus amigas las hadas y los hados se la llevan a su mundo de fantasía, mientras Sophie-Anne y Bill se quedan en casa reviviendo su película favorita: Matrix.
El resto de personajes
Tara no gana para disgustos. Como si no hubiese tenido ya problemas con lo sobrenatural, va Sam, y en un alarde de sinceridad, le cuenta su pequeño secreto. Pero no es lo único de lo que se entera: su madre está liada con el reverendo ("voy a ser la mujer del reverendo"). ¿Qué necesita Tara? Un cambio. ¿Y cuál es ese cambio? Cortarse el pelo (o que esperabáis, ¿que se clavara esas tijeras?). Eso sí, su presencia la próxima temporada queda en el aire, ya que coge su coche y abandona Bon Temps. Sam es un personaje ya muy trillado, que podría hacernos un favor: convertirse en perro y echarse a correr y no parar. ¿La última? Aparentemente se ha cargado a su hermano Tommy por robarle dinero. Sam no tiene otro final que no sea el suicidio. ¡Muerte para el perro-flauta ya! El inteligente Jason se convierte en el líder de la familia de Crystal. ¿Son todos mujeres/hombres/niños panteras? Sea como sea, están todos a cargo del menor de los Stackhouse, así que no creo que tengan mucho futuro.
Los que tampoco creo que vayan a tener mucho futuro son Hoyt y Jessica. Están dispuestos a casarse, pero los angelicos no saben que la señora Fortenberry está muy loca y va armada. Arlene sigue embarazada y Terry feliz. Y por último, pero no menos importante, tenemos a Lafayette, que está empezando a tener visiones, y todo a raíz del viaje que se pegó con Jesús al darle al V. Jesús es una bruja ("eres una bruja que es enfermera que es un tío" enorme Lafayette) y Lafayette seguramente sea algo raro por el estilo (un chamán).
Y esto es todo lo que ha ocurrido en 56 minutos de capítulo. Para saber más habrá que esperar a junio. ¡Que las hadas nos protejan!