Hay una encrucijada profunda, honda, roja y cruel ante mis ojos confundidos; y se sonríe malévolajugueteando con mi corazón entre sus manos, volteándolo con sus uñas sucias y ensangrentadas de antiguos corazones ya destrozados...
Hay una encrucijada que pretende asustarme
y que me aterra, y me hunde en la espera improductiva que preludia el desastre y la ruina...Hay una encrucijada sin nombre que se siente en el pecho,como una zanja suicida,que ha desarmado mis brazos caídos y mis dedos vencidos,sin más quehacer que tejer alfombras de miedo,con agujas afiladas que trepananmis esperanzas descoloridas.