Analizando partidos políticos conservadores, progresistas, nacionalistas, independientes y liberales se revela la energía verde que los impulsa. El verdadero combustible que mueve a gran parte de la clase política es altamente renovable… renovable cuando los nuevos billetes se imprimen. No hay nada más catártico y energético que el dinero, un elemento cuasi metafísico que nos reduce a nuestra verdadera esencia: La ameba fagocitadora.
Ascó (en realidad una parte mínima representativa) ha votado a favor de un cementerio nuclear. ¿Razones? 12 millones de (euros) razones anuales. Los depósitos almacenarán residuos que permanecerán activos 250.000 años. ¡Claro que pensar en milenios con lo corta que es la vida… ! ¡Ya se hará cargo otra generación, que yo me voy a esquiar a Chamonix!.
Así funciona. Dame pan y llámame corrupto tonto. Hablamos de Ascó pero podríamos hacerlo de otro peligro que, por común, no es noticia. La unión europea mantiene un expediente contra cataluña por la contaminación de sus aguas. Los desechos ganaderos y agrícolas -si no son debidamente tratados- generan nitratos, y estos multiplican los casos de cáncer, pero como muchas economías locales dependen de ello y la política se alimenta de su propia energía verde, la noticia no es exportable…
Es difícil no enfadarse cuando sabemos que con trabajo, respeto, imaginación y nuevas tecnologías, el mundo entero (y por ende Cataluña) avanzaría, pero de momento seguimos la senda equivocada, la del dinero; se aprueba un nuevo cementerio nuclear y el agua potable sigue contaminada. Y eso que, con practicidad y ganas, se puede llegar a la sostenibilidad rentable: Los purines de los cerdos son una nueva energía alternativa. Reciclando, el poder porcino será una increíble fuente de -oloroso, eso sí- gas natural (ver aquí).