La niña enferma, de Edvard Munch
Estaba tan enferma que acabó con toda su familia.Uno a uno, cayeron todos en sus desvelos por cuidarla. Las largas noches de hospital y la atención constante a las súplicas de la impedida fulminaron aquellas naturalezas fuertes.
Desolada, recuperó la salud para no marchitarse ante la vigilancia lánguida de quienes, por sus oficios, no vibraban con el apasionamiento necesario que requería su postración.Texto: Isabel Martínez Barquero