Revista Salud y Bienestar

La entrevista sobre vacunas y sarampión que “no” se publicará

Por Miguel @MiguelJaraBlog

A finales del mes pasado una periodista del Magazine de El Mundo se puso en contacto conmigo:

“Estoy haciendo un reportaje sobre el repunte del sarampión y la postura de algunos padres reacios o directamente contrarios a la vacunación infantil. He mirado tu página y he visto que has investigado sobre el tema y que tienes contactos con padres que mantienen estas posturas. En el reportaje van a intervenir algunos médicos defensores de la vacunación, como el presidente de la Asociación Española de Vacunología y algún médico de microbiología de algún gran hospital, y es importante que también la otra parte, la que no está de acuerdo con la vacunación, explique su postura y sus razones”.

Le he facilitado contactos y he respondido a sus preguntas pero al final su criterio ha sido no publicar mis respuestas. Así que a continuación publico preguntas y respuestas. Me preguntó dos cosas:

1. ¿Por qué crees que hay padres remisos o directamente contrarios a vacunar a sus hijos?

2. En 2010 hubo 177 casos de sarampión en España. Pero tan solo un año después los contagios se han multiplicado por diez, llegando a los 2.000 casos en 2011. Este repunte, que también sucede en otros países desarrollados, es atribuido por algunos expertos a la postura de ciertos padres que no han vacunado a los hijos, entre otros factores (como que muchos adultos no pasaron el sarampión en la niñez, que la vacuna no protege durante toda la vida, etc.). Se dice también que la postura de estos padres no sólo afecta a los niños, sino que pone en peligro al resto de la población. ¿Qué opinas al respecto?

Como me resultaban reiterativas le dije que en vez de contestar a las dos contestaría con un párrafo de crítica y luego otro más constructivo sobre qué hacer:

Hay muchas razones, en parte por las campañas de marketing del miedo que están desarrollándose para mantener y aumentar el mercado de las vacunas, que ayudan a confundir. El ejemplo más obvio ha sido la inexistente pandemia de gripe A por la que se fijó como objetivo a las embarazadas e infantes. El lobby, los conflictos de interés y los últimos escándalos farmacéuticos dañan la credibilidad de las instituciones sanitarias -OMS, ministerios y Consejerías de Sanidad, agencias de medicamentos, sociedades científicas- y el ciudadano percibe que se le está utilizando. También la falta de información fidedigna sobre vacunas. Hace unos días el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP), financiado por uno de los grandes laboratorios productores de vacunas, GlaxoSmithKline, difundió en tono alarmista, los datos sobre repunte del sarampión. La semana anterior supimos que GlaxoSmithKline recibió una sanción de la agencia de medicamentos argentina tras la muerte de 14 bebés durante los ensayos clínicos realizados en niños pobres de vacunas contra la neumonía y la otitis. Al poco de la campaña de la AEP Diario Médico publicó sobre una sentencia del TSJ de Castilla y León que condena a la Administración a indemnizar a un bebé vacunado con la triple vírica que quedó minusválido.

En España las vacunas, todas, son de libre elección y para poder elegir debemos de tener toda la información, para ello las fuentes han de ser independientes. Es necesario democratizar las instituciones, ahora mediatizadas por los intereses comerciales. Que cese el lobby y los conflictos de intereses sean declarados. Garantizar la transparencia de la industria. Que la formación médica sea pública e independiente. El uso de vacunas ha de racionalizarse; saber cuales son estrictamente necesarias, con un estudio individual del candidato a vacunarse, con un protocolo claro para evitar posibles daños (no olvidemos que son medicamentos y van destinados a personas sanas con sus sistemas inmunitarios en formación) y después decidir con total libertad.

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