La epilepsia es un trastorno cerebral que se caracteriza por una serie de convulsiones que suceden de forma recurrente, estas convulsiones afectan a la función cerebral y se producen por impulsos generalizados y desordenados de las neuronas. La excitación eléctrica anormal del cerebro produce cambios en la atención y el comportamiento.
No todas las personas que sufren alguna crisis epiléptica en su vida son epilépticos, este trastorno puede venir provocado por otros motivos subyacentes como una lesión cerebral, la exposición a drogas, anormalidades congénitas o trastornos metabólicos.
Por otro lado la epilepsia idiopática o constitucional tiene una causa no identificable, no hay otras anomalías y suele venir precedida por antecedentes familiares.
La epilepsia aparece normalmente alrededor de los cinco años, pero puede aparecer antes
Como tal puede hacer su aparición a partir de los cinco años, aunque si es consecuencia de alguna anormalidad congénita o lesión perinatal las convulsiones se presentan durante la infancia o la niñez. En general la mayoría de las crisis epilépticas que se producen en la infancia son idiopáticas, si existen antecedentes familiares se deberá llevar un control más exhaustivo sobre el niño, de todas formas ante su aparición lo primero es un diagnóstico que confirme el trastorno. La principal prueba es el electroencefalograma que mide la actividad eléctrica del cerebro para evidenciar las descargas que provocan la crisis, de todas formas hay niños que pueden presentar alteraciones en su actividad cerebral por lo que solo la presencia de crisis continuadas podrá confirmar del todo el diagnóstico.
Pese a lo que pueda parecer la epilepsia no se manifiesta solo con la convulsión del cuerpo, de hecho solo la mitad de las crisis presentan este síntoma, en otros casos las crisis provocan rigidez generalizada, desmayos o ausencias. Otros signos asociados a las crisis pueden ser enuresis, babeo o mordedura de la lengua. Las crisis pueden venir precedidas por señales como dolor de cabeza, cambios de comportamiento o molestias digestivas, la crisis dura segundos o pocos minutos y lo normal es que después se produzca un periodo de somnolencia en el que el niño no responde bien a los estímulos.
Con un tratamiento adecuado la epilepsia infantil suele tener una buena evolución
Afortunadamente este trastorno tiene una buena evolución en la población infantil con el tratamiento médico adecuado. Estos tratamientos cumplen con su misión de eliminar la crisis lo antes posible sin efectos secundarios y sin que se interfiera en la vida cotidiana del menor. Durante el tiempo que dura el tratamiento se realizarán los controles neurológicos pertinentes a fin de controlar su evolución. En general la mayor parte de epilepsias se controlan y curan con la medicación, con lo que el niño va a poder llevar una vida normal. Más difíciles de erradicar son aquellas sintomáticas, con una causa clara, ya que están asociadas a otros procesos que afectan al cerebro.
Por último hay que tener en cuenta que los hábitos de vida que lleve el niño también van a influir en el riesgo de aparición de la crisis. Se recomienda que los niños duerman de ocho a diez horas, hay que controlar el tiempo que pasan delante de la televisión, que se debe ver siempre a más de dos metros de distancia y con luz ambiental, además del rato que se está con videojuegos y ordenadores. Habría que limitar las bebidas estimulantes y en el colegio es necesario que el profesorado conozca la problemática del menor.