En La era de los huesos nos encontramos con Paige Mahoney, una joven que trabaja para uno de los grupos mafiosos más importantes de Londres, en parte porque le gusta, pero sobre todo porque es más seguro para la gente como ella. Y es que Paige es una clarividente, como tantos otros en Inglaterra, lo que resulta peligroso pues sólo con existir ya está traicionando a su país, que se dedica a exterminar a los clarividentes.
Un día, Paige se mete en un lío y acaba siendo capturada con la policía y, aunque ella ya se ve siendo ajusticiada como tantos otros clarividentes, no sólo no muere, sino que acaba en un lugar que no habría imaginado. Resulta que el totalitario gobierno inglés, que tanta caza da a los clarividentes, colabora con los refaítas, una extraña raza que se dedica a recolectar personas para esclavizarlas y usarlas a su antojo. Eso sólo provoca multitud de preguntas en Paige que, desde el principio, está decidida a escapar a toda costa y recuperar su libertad.
Como veis, el argumento es bastante original, al igual que la mezcla de distopía y fantasía, que Samantha Shannon hace funcionar bastante bien. De hecho, todo lo que propone (el mundo, las distintas culturas, la mitología...) está muy bien armado, tiene sentido y de verdad compras ese Londres reprimido por su gobierno y lleno de todo tipo de clarividentes. Y es que Samantha Shannon ha hecho un trabajo espléndido a la hora de desarrollar ese Londres alternativo: es un mundo rico en detalles, está trabajado y es muy original.
Ahora bien, eso trae un pequeño fallo de la novela. Los clarividentes se dividen en siete tipos, que recoge, a su vez, varias clases. En las primeras páginas, lo primero que encuentras al abrir el libro, es un esquema sobre esa clasificación. Pues bien, es un lío tremendo. Al menos, yo no fui capaz de recordar toda esa clasificación y, a veces, resultaba un tanto confuso. El resto de la terminología, por suerte, se entendía perfectamente y no costaba ni hacerse con ella, ni entender cómo funcionaba en Londres de Paige, ni Sheol-I, que es a donde va a parar y queda atrapada por los refaítas.
A decir verdad, la novela tiene ciertos fallos que evidencian que es la primera obra de su autora, Samantha Shannon, aunque aún así sigue siendo tan entretenida como interesante.
Por un lado, el ritmo de La era de huesos es un tanto irregular, ya que empezamos con acción pura y dura, pero luego la situación se estabiliza y asistimos a la adaptación de Paige a Sheol-I, lo que tiene que pasar y lo que va descubriendo. No por ello deja de entretener, ni resulta aburrido, pero sí que se aprecia que Samantha Shannon a veces se va por los cerros de Úbeda y mete paja.
Por suerte, contamos con una gran protagonista y narradora, cuyo viaje resulta muy bien escrito, interesante y elaborado. Paige es una superviviente curtida por la situación en la que vive, también es resolutiva y dura de pelar. Pero Paige no es perfecta, es impulsiva y cabezota y, a veces, los árboles no le dejan ver el bosque, aunque poco a poco va madurando y mirando el mundo desde esa perspectiva más adulta. La verdad era que con sus aciertos y sus fallos, sus luces y sus sombras, Paige es una protagonista con la que resulta muy fácil conectar. Además, me gustó que fuera una luchadora. La pobre siempre acaba viéndose sometida a la voluntad de los refaítas, pero no porque no intente escapar ni deje de luchar.
Y si Paige es una buena protagonista, con una buena evolución, el resto de personajes no está a la altura. Samantha Shannon se centra tanto en su protagonista que descuida al resto, lo que constituye otro de los fallos de La era de huesos. Lo peor es que tiene material de sobra, personajes que pintan bien y que podrían dar muchísimo de sí. Yo creo que, si en vez de narración en primera persona, hubiera optado por tercera y haber hecho de la novela algo más coral, ésta habría ganado. Sí, Paige viene muy bien para descubrir lo que está pasando, adaptarse a esa nueva realidad, pero hay personajes que están haciendo cosas que ella desconoce y que podrían haber molado muchísimo si Samantha Shannon se hubiera molestado un poco en ellos.
Por ejemplo, El custodio se me antojó interesante, pero es que siempre está ligado a Paige y más que ver, adivinamos lo que está haciendo.
He de decir que las conversaciones entre El custodio y Paige, su interacción, sí que me gustó, pese a que desde el primer momento sabes qué va a ocurrir. El problema es que, mientras que durante toda la novela Samantha Shannon se toma la relación entre ambos con calma (lógico, dado que Paige no se fía de él por ser un refaíta), hacia el final mete el turbo y de golpe y porrazo nos habla de amor, lo que queda muy precipitado. Habría sido muchísimo más adecuado dejarlo como una amistad, que pudiera derivar en amor más adelante, que soltar la bomba con tanta brusquedad. Además, van a ser siete libros, no tiene por qué quemar sus recursos tan rápido.
Como ya he dicho, La edad de huesos tiene varios fallos, que yo achaco a la inexperiencia de Samantha Shannon. No obstante, pese a ésta, la narración es digna de señalar: bonita, pero efectiva, se deja leer muy bien y retransmite a la perfección la forma de ser de Paige.
También, pese a los fallos que tenga La edad de huesos, resulta una novela que funciona: resulta muy entretenida, se lee con facilidad, engancha y el mundo que propone es tan original que le puede sacar muchísimo partido en las siguientes entregas y sin que recuerde a otras sagas. No sé por qué la están comparando con Harry Potter o Canción de hielo y fuego porque parecerse, lo que es parecerse, nada de nada.
Por cierto, a finales de mes se publicará en Inglaterra su segunda parte, The mime order, que espero que nos llegue pronto porque estoy deseando saber cómo continúan las aventuras de Paige Mahoney.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Diez de Gretchen McNeil.