Quiero aportar dos cifras que creo que hablan por sí solas:
- El 2% de las necesidades energéticas mundiales son producidas por Internet.- Producimos más datos en dos días que el producido en toda la historia hasta el año 2003
¿Contundente verdad? A mi modo de ver existen dos formas de producir datos:
- Presencia en redes sociales (Twitter, LinkedIn, Facebook, Instagram,…)- Métricas personales (Foursquare, Square, sistemas de geolocalización automáticos, sistema de métricas constantes sobre la actividad de una persona, etc…)
La presencia en las redes sociales, se puede enfocar más al ámbito profesional, es decir, para mejora en la profesión o presencia en la profesión, por ejemplo, estoy muy de acuerdo en un articulo de Xavier Lasauca (@XavierLasauca), publicado en el ISGlobal (Institut de Salut Global Barcelona) donde recalca la importancia que nuestros investigadores tengan presencia en las redes. Creo que es una buena oportunidad, dada la precaria situación a la que nos lleva la falta de inversión en ciencia, para que los artículos y publicaciones tengan mayor repercusión. Cuando leo a nuestros investigadores divulgando la ciencia, su ciencia, me alegro y me doy cuenta de la buena investigación que hay en España y esto es positivo.
Por otro lado, tenemos nuestros datos personales, es decir, toda aquella información que generamos, datos y más datos nuestros y personales que generamos (si queremos). Hoy en día, se están creando multitud de gadgets (relojes, gafas, geolocalizadores…) y apps para smartphones y tablets, que permiten mantener nuestra información personal medida y actualizada constantemente y subida a la red, de forma automática.
Al final, todo ello nos lleva a pensar que, poco a poco, estamos generando nuestro propio YO digital, es decir, esa persona que somos en Internet, tanto a nivel profesional, como a nivel personal, ¿nos tiene que dar miedo? A mí, personalmente, no me da miedo, dado que entiendo que debo ser yo quien controle la información que, en un momento dado, quiero que circule sobre mí ¿los límites? Están por ver, aunque efectivamente, deben existir…