La primera de ellas se denomina "la erección prohibida", y está destinada a todos aquellos que experimentéis problemas de disfunción eréctil. Su aplicación es sencilla y ha de ser conocida por ambos miembros. El ejercicio consiste en que, cada vez que vaya a realizar alguna actividad de índole sexual, el hombre ha de esforzarse enormemente por no tener una erección. De hecho, ha de poner especial énfasis en la indicación de que le está terminantemente prohibido tenerla. Si nota que está comenzando a ocurrirrle, no hará sino redoblar sus esfuerzos por detenerla.
Dicha tarea pertenece al grupo de las tareas paradójicas, en la cual la prescripción del síntoma (no tener una erección) da como resultado justamente lo opuesto gracias a la disminución del grado de ansiedad. En ningún caso la pareja habrá de mostrar iniciativa en que su compañero tenga una erección, justamente lo contrario. Está prohibido tenerla.
Otro ejercicio con el mismo mecanismo de acción lo constituye el denominado "sprint", orientado hacia aquellas personas con eyaculación precoz. La indicación, al igual que en el caso anterior, es muy sencilla: hay que eyacular lo antes posible. El objetivo es tratar de establecer nuevos récords de rapidez a la hora de eyacular, haciendo la mayor "fuerza" posible por que esto suceda.
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