Con todo, lo más importante de la escena es el retrato que hace de la Virgen: inocente, amable, profundamente sobrenatural. Su figura aúna perfectamente la alegría y la jovialidad de una muchacha con la limpieza y la santidad de quien es llena de gracia desde su concepción.
También se aprecia su profunda relación con Santa Isabel. Ésta percibe, por el salto de su hijo, que María lleva en su seno al Hijo de Dios; pero también descubre que la Virgen conoce perfectamente el milagro de su embarazo. La escena, majestuosa y emotiva, refleja la perfecta sintonía de esas dos mujeres tocadas por la Gracia, que saben que han concebido por intervención divina. Las dos exultan en su interior y alaban a Dios por su acción en favor de los hombres. El canto del Magníficat de María es acompañado por la reverencia de su prima, cuyo gesto de arrodillarse —en adoración a Dios ante la sublimidad de esas palabras— es imitado por sus criadas y familiares.
Hoy es un día para ver esta escena (1' 55") y para reflexionar en su significado. Y, por favor, decidme qué os ha parecido, qué es lo que os ha gustado, qué detalle os parece el más sublime. Gracias por vuestra participación.