La Esclavitud

Por Beatriz
autor: P. Ángel Peña O.A.R.
3.- LA ESCLAVITUD
Éste es otro tema en el que gente sin escrúpulos y con supina ignorancia nombra a la Iglesia como causante de todos sus males. Olvidan, o quizás no saben, que, incluso, antes del descubrimiento de América, ya los Papas habían hablado en contra de la esclavitud. Por citar algunos Papas que la condenaron: San Gregorio Magno, Adriano I, Alejandro III, Inocencio III, Gregorio IX, Pío II (año 1462), Leon X, Pablo III, Pío V (1568), Benedicto XIV (1714), Pío VII, Gregorio XVI y Leon XIII en 1888 con la encíclica Catholicae Ecclesiae.
La esclavitud era una práctica que se usaba desde muy antiguo y que los romanos habían legalizado. Pero, con el avance musulmán sobre Europa, fueron muchos los miles de cristianos que tuvieron que soportar una dura esclavitud. Por esto, en la Iglesia surgieron muchos grandes misioneros y santos, como san Juan de Mata, san Félix de Valois, san Pedro Nolasco, que fundaron Órdenes religiosas como los Trinitarios y Mercedarios, para liberar a los cautivos.
Al descubrirse América, Colón, en su segundo viaje de 1496, llevó 300 indios esclavos a España, pero la misma reina Isabel la Católica ordenó su regreso, imponiendo la libertad a todos sus súbditos americanos. En 1501, los Reyes Católicos dieron rigurosas instrucciones al comendador Nicolás de Ovando para que los indios no fuesen tratados como esclavos sino como hombres libres. Fueron muchas las cédulas reales y leyes para imponer esta norma de libertad para los indios. En los primeros años de la conquista, no fue fácil imponer estas leyes puesto que tanto los indios como los españoles, pensaban que era legítima la esclavitud como derecho de guerra. Según algunos historiadores, como fray Bernardino de Sahagún, los aztecas hacían esclavos en las guerras y después los sacrificaban vivos a los dioses o se los comían. Los misioneros españoles tuvieron mucho que hacer contra esta costumbre de los indígenas americanos y contra los mismos españoles. Incluso, las leyes fueron duras para los que no acataban la ley, como ocurrió con Cristóbal Colón y con el mismo Hernán Cortés, que tuvo que dar libertad a todos los esclavos que tenía trabajando en sus tierras y que había conseguido en la guerra.
Con relación a los indios, su esclavitud fue prohibida y los indios fueron dados en encomienda, como era el sistema usado en España. Y la encomienda dio paso a la reducción de los indios en pueblos para ser mejor evangelizados. De este modo, como dice el historiador Pereña, la corona española se adelantaba varios siglos a la abolición de la esclavitud en el mundo.
Con relación a la esclavitud de los negros, la situación fue totalmente distinta. Los Papas se opusieron rotundamente, pero muchos teólogos y eclesiásticos la apoyaban en la práctica y hasta tenían esclavos negros en sus haciendas como trabajadores. Los reyes españoles lo permitieron desde el principio como mano de obra, tanto para las minas como para las haciendas. El tráfico de negros desde África fue realizado por compañías privadas, aunque con el beneplácito de los gobiernos. Los negreros casi nunca fueron españoles. Eran la mayor parte portugueses, ingleses, holandeses, franceses y, por períodos más o menos cortos, daneses, suecos, alemanes y norteamericanos. Normalmente, los españoles compraban los negros a los ingleses de acuerdo a convenios. Los principales puertos españoles de América que los recibían eran Cartagena de Indias en Colombia y Veracruz en México. Por Cartagena pasaron un millón de esclavos. No se sabe cuántos por Veracruz.
Según estadísticas, en 1872 había en Brasil 1.510.000 esclavos y 4.245.400 negros libres. En USA en 1860, 4.000.000 de esclavos y 488.000 negros libres. En Cuba, en 1861, 370.000 esclavos y 232.000 negros libres. En Puerto Rico, en 1860, 41.000 esclavos y 240.000 libres. En México fueron liberados los 3.000 esclavos en 1810 y en Chile sus 4.000 esclavos en 1823. Perú lo hizo en 1824 y así en los demás países de habla hispana, que abolieron la esclavitud con la independencia. Brasil fue el último país en abolirla en 1888.
Pero una cosa debemos observar, según el historiador inglés Henry Kamen: No se puede dudar que la legislación española para los negros, como para los indios, era la más progresista del mundo en aquella época. Según varios historiadores de renombre como Gilberto Freyre, Frank Tannenbau, Herbet S. Klein, Frederick Bower y José Antonio Saco, la crueldad no fue el signo distintivo de la esclavitud de los negros en las posesiones españolas.
Una de las principales razones era, porque la mayoría de los negros habían sido catequizados y los consideraban como cristianos con la misma dignidad ante Dios. Los eclesiásticos recomendaron constantemente la liberación de los esclavos. Bower, por ejemplo, informa que, entre 1524 y 1650, fueron liberados incondicionalmente en Lima el 33.8% de los esclavos y en ciudad de México el 40.4%. Por otra parte, es evidente que los españoles y portugueses no tuvieron prejuicios para asimilar a la población negra y, por eso, había muchos matrimonios mixtos, lo que no ocurría en USA y en otras colonias británicas, donde estaban prohibidos estos matrimonios.
Por poner un ejemplo, en 1830, en Surinam, Antillas holandesas, el gobernador ordenó que ningún negro fumara, cantara o silbara en las calles de la ciudad; que, al acercarse un blanco a cinco varas, todo negro se descubriera y que no se permitiera a ninguna negra llevar ropa alguna encima de la cintura. En USA, el liberador de los negros, el presidente Abraham Lincoln, en un discurso en Charleston, Illinois, en 1858, dijo: No soy partidario de la igualdad social y política entre la raza blanca y la raza negra. Existe una diferencia física entre ellas, que les impedirá siempre vivir juntas en igualdad social y política. Existe, naturalmente, una situación de superioridad e inferioridad y mi opinión es asignar la posición de superioridad a la raza blanca.
En USA se abolió la esclavitud en 1863, pero todavía tuvieron que pasar unos cien años hasta que los negros pudieran disfrutar de sus plenos derechos civiles. Durante muchos años sufrieron discriminación. Martin Luther King (1929-1968), el defensor de la resistencia no violenta a la represión racial, premio de la paz de 1964, fue asesinado por defender los derechos de los negros en 1968. En Sudáfrica existía el apartheid... Pero lo peor de todo es la esclavitud en el mundo musulmán.
En Zalzíbar, a fines del siglo XIX, había 200.000 esclavos en una población de 300.000 habitantes. En Mauritania, la esclavitud fue abolida en 1982, y en algunos países, donde existe la sharia o ley extraída directamente del Corán, está la esclavitud todavía vigente en pleno siglo XXI. Según Mahoma, el creyente puede suavizar la esclavitud, pero no abolirla y, todavía hoy, las víctimas de las razzias de los árabes musulmanes tienen, como siempre, su meta los negros. Y en los países donde conviven árabes y negros, como en el Sudán, los negros son sometidos a la fuerza a un trato cruel y permanente. En cambio, la Iglesia ha rechazado oficialmente la esclavitud y, a través de sus misioneros, ha evangelizado a los negros como no se hizo en los países protestantes. San Pedro Claver (1580-1654) en Cartagena de Indias bautizó y catequizó a 300.000. También fueron grandes misioneros de los negros el Padre Alonso de Sandoval (1576-1652) y Diego de Avendaño (1594-1688). En el Perú destacó Santo Toribio de Mogrovejo que trató a los negros como hijos y los liberó. El P. Francisco del Castillo fue el infatigable apóstol de los negros en el Perú. Los eclesiásticos siempre aconsejaron la liberación de los esclavos y el buen trato. Y, actualmente, la Iglesia sigue empeñada en liberar a los esclavos de la droga o del alcohol o de la pornografía o de otros vicios.
La agencia de noticias Fides ha revelado el año 2004 que, cada año, un millón de niños son vendidos en los mercados de la prostitución o son comprados para engrosar las filas de los ejércitos de países destrozados por la guerra, o, lo que es mucho peor, son asesinados para extraer sus órganos vitales a precios astronómicos. En Tailandia, entre 1993 y 1995, la prostitución infantil representaba entre el 10 y 16 por ciento del producto bruto. Un hígado de un niño, asesinado para extraer sus órganos, alcanza en el mercado negro los 30.000 euros. Y muchos miles de niños son obligados a trabajar en condiciones infrahumanas. Por eso, la Iglesia sigue levantando su voz a favor de los nuevos esclavos y ayudando a través de sus obras sociales a todos los que puede.