La esclavitud de los profesionales cubanos

Publicado el 06 abril 2015 por Ángel Santiesteban Prats @AngelSantiesteb

De qué vale propagar a viva voz que Cuba es una “potencia medical mundial” y que “desinteresada” envía miles de galenos por el planeta, cuando en realidad el archipiélago cubano, desde hace años, está tan distante de esa imagen falsa de una isla paradisíaca, a partir del momento en que los hermanos Castro sacaron cálculos y dividendos sobre el gran negocio lucrativo que representa vender la mano de obra barata, esclava, de esos profesionales.

A esas brigadas médicas, el gobierno le agradece los millones que entran a sus arcas, que no estaría mal si les pagara a esos médicos, enfermeras y técnicos de la salud,  un gran porciento de los ingresos que generan y no el ínfimo que reciben actualmente de los contratos pactados entre Estados.

Como los médicos, están de la misma manera los deportistas, artistas, profesores universitarios y cuanto profesional les sirve a las partes interesadas; pero este post lo dedicaré a los explotados de la medicina.

Los hermanos Castro, una vez que se hicieron con el poder –y lo aseguraron con las leyes populistas y sociales– se preocuparon más por la política exterior, interesados en influencias regionales en aras de extender su ideología comunista, que por la interior.

Comenzaron a exportar su revolución con la siembra de guerrillas en varios continentes. Un ejemplo es el conflicto que aún hoy persiste en Colombia más de medio siglo después de aquel intento de guerra insurreccional, social, que los llevara a instaurarse en el poder. Pero aquel sueño –o pesadilla– quedó trunco. Mutó de los ideales originales, y –pasando por varias etapas como el apoyo con ejército en África– derivó en el intento actual de ganar las elecciones con movimientos populares de izquierda. A los guerrilleros se les ordenó un giro: los despojaron de sus fusiles y ropas de camuflaje, los vistieron con trajes y corbatas de marca para que asumieran la palabra como recurso para manipular a la sociedad más desventajada en cuanto a lo económico. A los asesores militares cubanos, se les colgó en el cuello el estetoscopio y se les  vistió con batas blancas.

En síntesis, gran parte de esta nueva fuerza escondida en la nobleza de la profesión médica, continúa el mismo trabajo de los otrora asesores militares, en aras de influir y apoyar al elegido por los Castro para que acceda a la presidencia de ese país. Mientras, lo logren o no, el gobierno cubano recibe los sueldos de sus esclavos del siglo XXI.

Ángel Santiesteban-Prats

Prisión Unidad de Guardafronteras. La Habana. Marzo de 2015.

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