“Soy del Sevilla desde los siete u ocho años. La escuela sevillista era entonces la mejor de España. Estilista,con señorío,con un sello propio... Era un gran equipo y siempre he sido sevillista. El Málaga era mi segundo equipo” (D. Antonio Ruiz Jiménez, padre del ex capitán de la selección española y del Real Madrid Fernando Hierro). Se puede considerar como el origen histórico del fútbol, tal como hoy lo conocemos, a las reuniones celebradas en la Freemason´s Tavern londinense en el otoño del año 1863. Allí,el 26 de Octubre nace la Foot-ball Associatión, creándose las primeras normas y reglas y separándose del rugby, el otro deporte derivado del fútbol.
A partir de ese momento y poco a poco el fútbol se va regularizando, buscando con ello estimular el desarrollo del juego e intentando que éste sea más sencillo y atractivo.
A pesar de ello décadas después el fútbol seguía siendo un ejercicio rudo, brusco, violento. Un deporte en el que se permiten las cargas al contrario siempre que no sean por la espalda, el cuerpo a cuerpo, y donde las boleas y patadas a seguir estaban bien vistas. No existía ninguna estética y el juego se basaba en un continuo peloteo buscando mantener la pelota lo más alejada posible de la portería propia.
Sin embargo,por esos años iba a emerger en Gran Bretaña un estilo de juego más combinativo, basado en el pase corto y a ras de suelo, que tuvo su origen en Escocia. Una forma de jugar que posteriormente cruzó el charco gracias al jugador escoces John Harley, un trabajador de la compañía inglesa de ferrocarriles, que en 1906 fue trasladado a Argentina primero, y a Uruguay posteriormente, donde primero como jugador y más tarde como entrenador, implantó un estilo de juego que llevaría a la victoria a la selección uruguaya en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, así como en la Copa del Mundo de 1930.
Mientras tanto, en España a principios del siglo XX, la forma de jugar seguía siendo muy rudimentaria y si nos atenemos a las primeras crónicas periodísticas comprobamos como abundaban las cargas entre los jugadores, y los lesionados al final de cada partido solían ser numerosos. Un ejemplo de esto lo tenemos en el famoso partido a favor de las victimas del terremoto de Mesina celebrado en nuestra ciudad en 1909, entre el Sevilla FC y el Recreativo de Huelva, donde hubo varios lesionados de gravedad en el equipo recreativista, los cuales no pudieron terminar el choque. Otra muestra de ese juego tosco y poco refinado lo tenemos en el Campeonato oficioso de Andalucía celebrado en Huelva un año después, y al que corresponde la siguiente crónica de uno de los partidos.
6 de Enero 1910 - Noticiero Sevillano
Lentamente el fútbol español se va dividiendo en dos formas totalmente diferenciadas de jugar, y que estaban influidas por los dos tipos de campos de juego que había en aquella época. Por un lado el fútbol que practicaban en el norte de España vascos, gallegos, y asturianos sobre un terreno de juego blando, y con césped debido a las condiciones climatológicas, en el que los pases largos, la fortaleza física y el fútbol de contacto eran sus principales características. Una suerte de juego carente de recursos técnicos, y que fue el germen de lo que más tarde se denomino como “la furia española” y que tuvo su punto álgido en las Olimpiadas de Amberes de 1920.
En contraposición a este estilo se fraguo un fútbol que se jugaba sobre campos de tierra o campos duros, donde los futbolistas entrenaban y jugaban en un terreno, en el que los botes y efectos que tomaba el balón eran muy diferentes a los que se producían en campos blandos. Este juego más asociativo y de pase corto lo jugaron en un principio madrileños, catalanes, y andaluces.
En nuestra ciudad hubo una generación de futbolistas del Sevilla FC, que a mediados de la segunda década del siglo XX perfeccionó y mejoró de tal modo este estilo que llegaron a crear escuela, era la llamada “Escuela sevillista”.
Jugadores como el medio centro Ocaña, el extremo derecha Escobar, o el extremo izquierda Brand, que venían realizando con diecisiete o dieciocho años desde el equipo infantil del club blanco un juego afiligranado y tremendamente estético, iban a deslumbrar a todo el fútbol español con esta nueva forma de jugar. A estos jóvenes jugadores se les unió muy pronto procedente del Recreativo de Sevilla el interior derecho Spencer, que junto con el catalán Kinké se convirtieron en los ídolos de una afición sevillista que llenaba su campo entusiasmada para presenciar tan vistoso juego domingo tras domingo.
Aunque al catalán Kinké se le atribuye la creación de la “escuela sevillista”, lo cierto es que como ya hemos comentado ya se venia jugando de esa forma desde los escalafones inferiores y lo que realmente hizo el hábil delantero desde su llegada a Sevilla en 1917, fue darle más realce con sus goles y sus driblings y abanderar posteriormente una delantera conocida como “La Linea del Miedo”, que comenzó a dar sus primeros pasos en los primeros años veinte y que estaba compuesta por: Escobar, Spencer, Kinké, León y Brand.
De este gran Sevilla llegaron a ser internacionales el defensa Herminio y Spencer, pudiendo haberlo sido algunos más si no fuera por que el fútbol español se decantó claramente por un tipo de jugador de campo blando, para que formaran parte de la selección española de cara a los Juegos Olímpicos de Amberes, donde federativos y cronistas norteños movieron sus influencias e hicieron campaña para que fueran seleccionados jugadores de sus respectivas regiones, como así fue, aduciendo que en Bélgica se jugaría en césped. Y todo eso pese a que los Kinké, Ocaña o Pepe Brand estaban en todas las quinielas,jugando este ultimo los primeros partidos preparatorios antes de la cita olímpica.
Pero la verdadera puesta de largo de la “Escuela sevillista” se iba a producir en Madrid, los días 1 y 2 de Mayo de 1921, en una semifinal de Copa frente a un gran Athletic Club de Bilbao que por esas fechas ya se había proclamado campeón de España en siete ocasiones y que fue vapuleado por los sevillistas por 4-2 en un primer partido,empatando el segundo encuentro 1-1.La eliminatoria vino cargada de polémica ya que la Federación Española no permitió la alineación de tres jugadores procedentes del Real Betis y que se habían incorporado al Sevilla, (Ocaña,León y Rey) además tampoco se permitió alinear al sevillano Spencer, por haber jugado esa temporada un partido con el Stadium Club Ovetense.
El Sevilla se quejaba de que a esos jugadores se les había permitido participar en el torneo regional y en protesta por ello o posiblemente por haberles obligado a jugar en Madrid,decidió alinear a su equipo completo,siendo eliminado por ello. Pese a todo el Sevilla fue considerado el campeón moral de ese campeonato,y así fue recibido a su regreso a Sevilla,donde se les entregó a sus jugadores trece medallas que fueron pagadas por los socios,siendo ensalzado por la totalidad de la prensa española,y siendo alabado incluso por el mismísimo rey de España, que se deshizo en elogios por el juego realizado por el conjunto blanco.
A finales de 1923 la Federación Española se puso en contacto por carta con diferentes personalidades del mundo del fútbol,entre ellos algunos de los que anteriormente habían sido miembros del comité seccionador español, solicitándoles su parecer sobre cual seria el mejor equipo que podría formarse de cara a representar a España en los Juegos Olímpicos de París de 1924.La opinión de la mayoría de estos ex seleccionadores,entre ellos la de alguien tan influyente como el donostiarra José Ángel Berraondo,era que debía seleccionarse a los jugadores dependiendo de en que tipo de campo se iban a disputar los partidos. Y claro,el hecho de que estos juegos también se jugaran en un campo de césped, hizo que el seleccionador Pedro Parages no convocara a ningún jugador del Sevilla FC,en una competición en la que, dicho sea de paso, la participación española resultó ser bastante decepcionante.
Aunque ya lo venia siendo desde un tiempo atrás,el fútbol español había derivado hacia un juego cada vez más violento,y que tuvo su punto de inflexión en un partido jugado en Atocha entre la Real Sociedad y el Real Unión de Irún en Octubre de 1924, en el que hubo hasta nueve lesionados de gravedad y que provocó que el ex seleccionador español José Ángel Berraondo escribiera un durísimo articulo en el diario “El País Vasco” titulado “El juego violento”. Decía así:
“No hace muchos días, tratábamos,en un articulo, de este asunto. Afirmábamos que el fútbol español estaba derivando su juego hacia la violencia. El partido del domingo confirmó nuestra apreciación. Las importantes lesiones que sufrieron varios jugadores, nos mueven a llamar la atención de nuestras federaciones para que los campos de juego no se conviertan en campos de batalla. Amador Arrate sufrió la rotura de la pierna; Portu la de la clavícula; Vázquez una luxación que afecta a la clavícula; y varios jugadores más salieron del partido maltrechos, contusionados ¿Creen la Federaciones y los árbitros que esto puede seguir así? El mejor día se van a producir en los campos de juego desgracias irreparables y, a esto, no hay derecho. Si las Federaciones y los árbitros no son capaces de cortar este mal, que es verdaderamente cruel y horrible, entonces las personas sensatas no tendremos más remedio que acudir a las autoridades y solicitar de ellas la suspensión de los partidos de campeonato. Pero, antes de esto, nos dirigimos a todos, principalmente a los clubs y jugadores, ya que las Federaciones no tratan hasta ahora de cortar el mal, para que, por humanidad, ordenen y se preocupen de que el deporte no degenere en barbarie. Piensen todos en los padres y en las familias de esos jugadores que ven postrados en el lecho de dolor a sus hijos y hermanos. Si el fútbol ha de ser escuela de barbarie, maldito sea el fútbol”. Este articulo, que tuvo mucho eco en la prensa sevillana,tuvo su continuidad en otro escrito del reputado técnico vasco en el que trataba sobre la conveniencia de un cambio de estilo en nuestro fútbol, una transformación a un modo de jugar más técnico, una manera de desarrollar el juego que se denominaba “juego científico” y que tuvo a su máximo exponente en el Sevilla FC. El articulo en cuestión, que fue reproducido íntegramente por el Correo de Andalucía, lo tituló “Necesidad de derivar el fútbol español hacia el juego científico” y acarreó un posterior debate en el fútbol español sobre la conveniencia o no de un cambio de estilo en nuestro balompié.
14 Octubre 1924 - Correo de Andalucía
Definitivamente el fútbol español se había polarizado,y frente a una mayoría que defendía un estilo de juego basado en la garra y el pundonor,surgieron quienes apoyaban otra forma de juego donde prevalecía la belleza estética del juego y un planteamiento táctico con predominio del juego combinativo y de pase corto.En nuestra ciudad la prensa defendía lo que algunos cronistas foráneos llamaban la “forma sevillista de jugar”, y se pedía al equipo blanco que jugara de esta forma, fuera el rival que fuera y se jugase en el campo que se jugase,criticando duramente el juego duro que se practicaba en muchos campos de España.
Esta superioridad técnica del equipo sevillista hizo que los rivales buscaran evitar por todos los medios posibles que el equipo hispalense desarrollara su juego,empezando a ponerse de moda el encharcar los campos donde jugaba el equipo blanco, como ocurrió en un partido de Copa en el Metropolitano madrileño frente al Atlético de Madrid, celebrado el 15 de Marzo de 1925, donde la directiva sevillista protestó oficialmente a la Federación Española por este hecho.
17 de Marzo 1925 - El Liberal
Aunque algún investigador haya relacionado la influencia en este estilo futbolístico de dos equipos sudamericanos como fueron Boca Juniors y Nacional de Montevideo, que sobre 1925 vinieron de gira por nuestro país, lo cierto es que ya antes de esa fecha el Sevilla FC practicaba este modo de jugar, como ha quedado demostrado.
Existe también la teoría por la cual se piensa que ya en los primeros años de vida del Sevilla FC,allá por finales del siglo XIX, se jugaba de esta forma debido a los orígenes escoceses del club blanco,aunque esto es difícil de demostrar debido a la poca documentación existente.
La aparición del césped en los terrenos de juego en la mayoría de las regiones españolas, incluida la andaluza, hizo que el equipo blanco se adaptara perfectamente a este medio, por lo que, y a pesar de que la legendaria “Línea del Miedo” estaba dando ya sus últimos coletazos,el Sevilla FC, ya no iba a perder esas señas de identidad en su juego, que le iba a acompañar durante décadas y que le hizo ser un equipo con un indiscutible sello propio dentro del fútbol español.