Autor: Minette Walters
Edición: Grijalbo, Barcelona 1995
Premio Edgar a la mejor novela en 1994
«Rosalind Leigh, una periodista en plena crisis de creatividad y de identidad, se ve forzada a abordar un trabajo de investigación sobre un caso que conmocionó al país años antes: el de Olive Martin, condenada a 25 años de prisión por el asesinato y descuartizamiento de su madre y hermana. Olive se había declarado culpable.
»Olive –gorda, desaliñada, infatigable autora de muñecos de cera de carácter mágico, por lo que en la prisión es llamada "la escultora"– lo tiene todo para resultar antipática. Sin embargo, desde el principio, Rosalind comienza a sospechar que las protestas de culpabilidad de Olive son falsas. ¿Podría ser inocente Olive? Y si así fuera, ¿a quién protege autoinculpándose? Rosalind empieza a bucear en un pasado bajo cuya apariencia de normalidad detecta un turbio remolino de pasiones, odios y desencuentros» (de la contraportada).
Novela curiosa. Me ha gustado cómo acaba porque te deja la sensación de que la cosa no ha acabado, un poco como en El silencio de los corderos: los crímenes se han resuelto, pero algo peligroso ha quedado suelto (al menos así me lo ha parecido). La verdad es que no puedo explicar por qué me ha parecido curiosa y por qué me ha gustado sin destriparla un poco, así que me limito a aconsejarla.