Revista Cultura y Ocio

La escultura aérea de Viviane Brickmanne, en la galería Atalante

Publicado el 26 octubre 2011 por Lzueco @luiszueco

La escultura aérea de Viviane Brickmanne en la galería Atalante
Una veintena de esculturas de la artista belga (aunque residente en España desde hace muchos años), dialogan con los tapices flamencos colgados de las paredes de la galería Atalante. Piezas que muestran un personal universo poético a través de figuras estilizadas y líneas ascendentes, sugiriendo el vuelo, en consonancia con la definición de William Blake, “El vuelo es la libertad del mundo….el pájaro es el aire libre personificado”.
Las esculturas se instalan bajo el concepto general de “Aire”, aludiendo a una cierta poética del espacio, en referencia al "Ensayo sobre la imaginación del movimiento", del "El aire de los sueños", de Gaston Bachelard. Donde circula el aire La obra escultórica de Viviane Brickmanne ha evolucionado desde unas primeras obras en barro cocido, con potentes alas y picos, no figurativas pero con reminiscencias antropomorfas (Crucificado, Albatros, El Desdichado), hasta sus primeras piezas de bronce (Aullido, Vuelo), más estilizadas y aéreas, con líneas más elaboradas y pulidas, para reforzar la idea de pureza formal. En sus siguientes esculturas (Pájaro durmiente, El Pico del Cóndor, Libélula) elimina las alas buscando, a través de un juego de líneas, sugerir un movimiento dinámico ascendente; se rompe la estructura compacta introduciendo aperturas para dejar circular el aire, como referencia a la idea del soplo vital de François Cheng. En otras piezas (Dualidad, Cobra, Silbido, Llamada) la artista sigue ahondando en la estilización de la figura y en la simplificación de las formas, eliminando todo elemento superfluo a través de líneas depuradas, en bronce pulido.
El siguiente paso (las piezas Metamorfosis, Vuelo imaginario, La mirada de arriba, Alción), es una ruptura en la forma, no así en el contenido, ya que permanece la idea del aire como concepto, aunque ya no haya alas o espacios que dejen circular el aire. La forma pierde aquí el pulido y el rigor de la línea perfecta y se hace más áspera, con referencias a materiales primarios como la madera. Es el yin después del yang. Estas últimas piezas responden al deseo de buscar una representación diferente y de mayor soltura, con menos limitaciones o ataduras. Siguen siendo importantes el ritmo y la construcción, pero no compacta ni tan elaborada en apariencia.
La exposición cuenta con la colaboración con la Delegación de Flandes (Embajada de Belgica) en España.
Galería AtalanteSalustiano Olózaga, 3Madrid


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