Uno como entrenador debe afanarse y tener como cometido primero y fundamental dotar a tu equipo de alma, de esencia, de un arjé, como dirían los filósofos de la antiguedad, traducido, en suma, en un fucionamiento interno claramente marcado y una filosofía de juego acertada y consensuada. Todo ello para que sean cuales sean las circunstancias competitivas, las del devenir de la convivencia del grupo de trabajo en sí o cualquier otra que sobrevenga sean impermeables a dicho núcleo en el que todos sus integrantes (jugadores y técnicos) han de quedar enlazados fuertemente en torno a un objetivo claro y un horizonte perfectamente delimitado.Es por ello por lo que nuestro equipo juvenil del C.D. Diez-Sanlúcar, a pesar de todas las vicisitudes que se nos están aconteciendo durante toda la temporada, estaría, a estas alturas de la competición, hundido en la tabla clasificatoria y aparecería como un equipo destrozado si no fuera por la apelación que hacemos cada sesión de entrenamiento y en cada partido a lo que somos en origen, a nuestros principios idearios y futbolísticos.....a nuestra ESENCIA DE GRUPO.En partido adelantado de la jornada correspondiente al Domingo de Ramos, C.D. Diez-Castilleja nos hemos enfrentado a buen equipo, a pesar de que, desgraciadamente, se encuentran mal clasificados. En este partido han sido un equipo con "oficio", nos han presionado muy arriba, han estado bien colocados en el campo todo el partido, han repartido bien el trabajo de ayudas y nos han puesto en el aprieto de adelantarse en el marcador, conservando esta ventaja muchos minutos (marcaron en el 20' y no empatamos hasta el 75'). Habiendo dominado y trazado nuestros ataques más o menos con relativa claridad, durante la primera parte no estuvimos asentados en un juego de paciencia que había de alumbrar nuestras ideas en la búsqueda de caminos para hacerles daño. Lo cierto es que nos fuimos al descanso con 0-1 y unas sensaciones de querer y no poder. Nuestro descanso duró sólo 5', el tiempo justo de comentar algunas claves de lo que debería ser nuestra conjura para la remontada y, a jugar; no debíamos perder tiempo ni para descansar.La idea estaba clara, había que voltear el marcador a partir del movimiento rápido del balón y de la insistencia en las incursiones por banda, haciendo nuestro campo lo más ancho posible y sobre todo.....disparando continuamente. Pudimos remontar, sufrimos y nos dio, incluso tiempo para manejar, en la adversidad, un juego que ha de ser siempre nuestra seña de identidad. Ganamos 2-1, Semana Santa de descanso pero con trabajos individuales para todos los jugadores y afrontar el sprint final de los últimos 7 partidos de liga.
Enhorabuena equipo por apelar a nuestra esencia cuando la situación sea adversa y que sea ésta una enseñanza no sólo de fútbol sino un ideal de vida.