Cuatro historias de amor, uno de los temas eternos del ser humano, que rastrean conflictos evocando, reconstruyendo y desvelando situaciones que conducen a la pareja a situaciones límite porque “el amor que vivimos a lo largo de nuestras vidas -dice el autor- no es esa cosa edulcorada que idealizamos, es algo mucho más complejo”.
Se siente cómodo Giralt Torrente, durante la entrevista telefónica, hablando sobre la cara: el amor y la cruz: el desamor ¿O es al revés y una cosa lleva a la otra para ser las dos caras de una misma moneda? “Uno sigue perfeccionándose porque sigue amando. El amor es un viaje que parte de la felicidad pero alberga incomprensión, sorpresa, odio, aprendizaje...” Y ante ambos, se decanta por el desamor porque “procura más beneficios personales” a modo de antesala a la que se vuelve una y otra vez creando la “esfera imperfecta” como define él mismo sus historias de amor invertebrado.
Licenciado en Filosofía y autor, entre otras, de la novela París (Premio Herralde de Novela 1999), resultó ganador del único premio español al que los autores no se presentan con seudónimo, junto a autores de la talla de Clara Obligado, Javier Tomeo o Juan Carlos Méndez y confiesa que sintió “pudor por el riesgo que corres” presentándose y no ganando a lo que añade que “temblé cuando se hicieron públicos los nombres de los finalistas”.
La dotación económica del premio es un aliciente que estimula a los autores de narración breve, y le confiere al género la importancia que, directamente, le sitúa entre los grandes galardones literarios. Y el carácter abierto no parece asustar a los potenciales ganadores. No es de extrañar entonces que el presidente del jurado, el escritor y académico Luis Mateo Díez, hablara durante la rueda de prensa de presentación del ganador sobre el excelente momento que vive el cuento (para escuchar a Luis Mateo Díez hacer clic aquí)