Título original: The Sword of Kuromori
Páginas: 436
Editorial: Océano - Gran Travesía
Cuando Kenny Blackwood viaja a Tokio para pasar el verano con su padre, descubre un destino con el que nunca habría soñado: sólo él puede salvar millones de vidas de una catástrofe. El tiempo se agota y Kenny debe encontrar la legendaria Espada del Cielo para evitar el desastre. Pero una serie de terroríficos monstruos están dispuestos a destruirlo, y sabe que aunque su misión tenga éxito, tendrá unas consecuencias nefastas para él.
El destino de la costa de Estados Unidos corre peligro y según las profecías sólo el heredero de la espada del cielo podrá salvarlos de la destrucción. Pero esa profecía tiene fecha fecha límite, y el tiempo se está acabando.
Kenny conoce a Kiyomi, una chica ágil y habilidosa que lo ayudará a cumplir con esa importante misión que el ni sabía que tenía. Porque muchos seres, monstruos y bestias intentarán detener a Kenny de cumplir su cometido.
Siempre menciono que me gustan mucho los libros que enseñan algo mientras te divierten y eso sucede con La espada de Kuromori. La historia de Jason Rohan me recordó muchísimo a lo que Rick Riordan ha logrado con la mitología griega, pero en éste caso, con la mitología Japonesa. Yo he leído mucho sobre la mitología Griega y la Nórdica, pero sobre la Japonesa tengo el conocimiento muy muy básico, así que aprendí muchísimas cosas al leer éste libro.
Pero bueno, no me voy a alejar más del punto. El libro es una aventura juvenil que te enseñará muchísimas cosas si como yo no conoces mucho sobre la cultura Japonesa. Siempre está pasando algo y tiene casi nulo relleno. Habla sobre la magia, las costumbres, la comida, las creencias, los seres y monstruos de la costumbre de Japón, no deja nada atrás, así que al abrir el libro te transportará con todo lujo de detalles al otro lado del mundo.
A pesar de un libro juvenil para un público a partir de los 10 o 12 años, siento que es una lectura que disfrutarán personas de todas las edades, yo tengo 30 y lo encontré sumamente entretenido además de didáctico. Amo aprender mientras leo algo divertido, y me gustaría que muchos jóvenes lo leyeran, porque además de fomentar su amor por la lectura por la increíble historia que se desarrolla entre sus páginas, también les enseñará mucho sobre ésta fascinante cultura.
Todos los personajes me gustaron mucho, especialmente Kiyomi, la chica que ayuda a Kenny. Me sentí muy identificada con ella porque es una chica ruda que demuestra muy poco de sus emociones, ha sufrido mucho y eso la ha vuelto dura, y no demuestra nunca su vulnerabilidad, además de que trata a Kenny de una forma que me recuerda mucho a mi cuando era más joven. Kenny a veces me enojaba, siento que en la historia es como un Harry Potter, o sea, que cuando algo le sale bien o fue por la ayuda de alguien más o por pura buena suerte. Y por momentos su personaje sólo es un niño dramático. Pero ignorando ese pequeño detallito, el libro me gustó muchísimo y no me lo pienso dos veces al decir que lo recomiendo a todos.