La España formidable se extingue

Por Franky
Existe todavía una España que funciona y que continúa siendo ejemplo y envidia para muchos países del mundo, pero la ola de mediocridad y de mal gobierno está poniendo en peligro de extinción a todo lo que nos queda de calidad y excelencia. --- Cuando Zapatero quiere sacar pecho ante sus colegas internacionales, exhibe a la banca española, parte de la cual, realmente, es modelo y envidia mundial, pero no habla de otros espacios de excelencia que todavía sobreviven en España, como el modelo de farmacia, las soluciones que la ONCE proporciona a la vida de los ciegos y, todavía, algunos ámbitos de un sistema sanitario público que, por desgracia, está en franco declive.

Si se realizara una investigación solvente sobre el papel de la farmacia española, descubriríamos con sorpresa que ha salvado muchas vidas y que su peso en el sistema sanitario español es crucial. A pesar de sus logros y de que el modelo español de farmacia es envidiado en medio mundo por su proximidad al enfermo y por su labor educativa entre las familias, la farmacia está siendo acosada y debilitada por el gobierno de Zapatero, que reduce constantemente sus márgenes de beneficio y que trata al farmacéutico como un comerciante más, sin valorar sus aportaciones a la salud y a la economía.

Algo parecido ocurre con la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE), acosada por la voracidad recaudadora y la competencia del gobierno en los sistemas de juego, cuyos días de prosperidad parecen contados. La ONCE es una institución envidiada y copiada en todo el mundo porque proporciona a los ciegos un sistema activo de vida, que les otorga dignidad y que los inserta en la vida productiva, evitando las tragedias que padecen esos colectivos minusválidos en otros países, tanto prósperos como pobres, donde la indigencia, la desesperación, el abandono y el suicidio hacen estragos.

La sanidad pública fue el orgullo de España hasta hace pocos años, por su universalidad, por su trato al enfermo y por su eficacia, pero hoy languidece, víctima de la crisis económica y de los errores de gestión de los políticos, más interesados en la cantidad que en la calidad, más volcandos en mantener reluciente la fachada del edificio sanitario que su interior, víctima de errores, de falta de presupuestos, de incongruencias técnicas y de bajos sueldos, que están provocando la fuga masiva de profesionales de nivel, que son sustituidos por profesionales de dudosa formación y escasa capacidad científica y técnica.

El ámbito de la excelencia en la España del presente retrocede por doquier. La enseñanza mejoró constantemente en la última etapa del franquismo y fue modélica en los primeros años de la democracia, pero la mediocridad de los partidos políticos y el mal gobierno han terminado por degradarla, hasta el punto de ser hoy campeona del fracaso escolar y una de las de menos calidad en toda Europa. La construcción española fue envidia de muchos países y llegó a forjar grandes empresas, pero el fiasco inmobiliario, la corrupción, la connivencia con la corrupción política y los abusos urbanísticos la han debilitado y desprestigiado. Pero el sector que más ha retrocedido, con gran diferencia, es el de los valores. La falsa democracia que España inauguró en 1978 ha demostrado ser un sistema corruptor de voluntades y demoledor de valores, que ha hecho retroceder la cultura del esfuerzo, el afán de saber, la calidad del trabajo, la honradez, la franqueza, el respeto, la solidaridad,, la confianza y otros muchos principios y valores afianzados en el comportamiento y la cultura durante siglos.

La excelencia y la calidad retroceden en la investigación científica, en la producción industrial, que también fue modélica, en la innovación, en la competitividad empresarial, en el sistema político, despreciado por los ciudadanos, en el liderazgo, rechazado por la ciudadanía, según las encuestas, el la unidad, en la cohesión, en la ilusión colectiva, en la credibilidad y en mil capítulos más, retrocesos todos ellos capitaneados por el deterioro de la democracia y por los errores y carencias de una casta política que está hundiendo todo lo público y que es, con gran diferencia, la peor plaga de España.