La Estación Central de Michigan (también conocida como Central Michigan Depot o MCS), ahora abandonada, fue la principal estación de tren interurbana de pasajeros de Detroit, Michigan.
Fue Construida por la Michigan Central Railroad y reemplazó a la antigua estación, en el centro de Detroit, que se cerró tras un gran incendio el 26 de diciembre de 1913, lo que obligó a que la nueva estación entrara en servicio antes de tiempo, sin terminar.
Sin duda un monumento que debería esta en la lista de los 33 lugares abandonados más bellos del mundo.
Formalmente inaugurada el 4 de enero de 1914, la estación estuvo en funcionamiento hasta el cese de los servicios de Amtrak el 6 de enero de 1988. El nombre "Amtrak" es un acrónimo de las palabras "América" y "trak" y es el nombre comercial de la empresa National Railroad Passenger Corporación.
En el momento de su construcción, era la estación de ferrocarril más alta del mundo.
El edificio está situado en el distrito Corktown de Detroit, cerca del puente Ambassador, aproximadamente a un Km. del centro de Detroit. Forma parte del Registro Nacional de Lugares Históricos desde 1975. Se han realizado diversos proyectos de restauración y los planes han ido tan lejos como el proceso de negociación han permitido, pero ninguno ha llegado a buen término.
Desde 2011 se vienen realizando obras de retirada de amianto y otras para limpiar la estación. Actualmente el edificio está rodeado de un cerca de alambre de púas para intentar protegerlo de los vándalos.
Incluso ahora, en plena decadencia, el edificio abandonado se presenta majestuoso e impresionante.
La sala de espera de la planta baja está inspirada en las termas romanas, con sus paredes revestidas de mármol.
Difícilmente se puede culpar a los diseñadores el que no previeran que la principal forma de transporte de Estados Unidos sería el coche. Cuando se comenzó a trabajar en el proyecto en 1.911, ¿quien habría pensado en construir un aparcamiento para vehículos junto a la estación o debajo de ella? Sin embargo, como ahora sabemos, el número de coches fue aumentando y más en Detroit, capital de la industria automotriz estadounidense, y ya en los años 20 la falta de plazas de aparcamiento se convirtió en un gran problema.
Además, la fuerte caída en el tráfico de pasajeros durante la Gran Depresión, junto con el desarrollo de autobús (por no hablar del incremento de los viajes en avión) hizo que la construcción de una obra faraónica de semejante tamaño se mostrara como innecesaria.
8. Hasta los años 90 la estación estuvo abierta, por lo que ha sido completamente arrasada por actos de vandalismo. Todas las partes de metal fueron saqueadas.
En 1957, los propietarios ponen a la venta el edificio, todo por 5 millones de dólares, pero sin encontrar a nadie interesado. En 1963 se intenta vender de nuevo la estación, otra vez sin éxito. En 1967, con el fin de reducir los costes de mantenimiento, se cierra el restaurante y la galería comercial. De su antiguo esplendor no queda casi nada, solo dos ventanas de venta de billetes permanecen abiertas. Los pasajeros acceden por la entrada de servicio. La principal es cerrada.
Cada cierto tiempo surgen ideas sobre como dar una nueva vida a la Estación Central de Michigan, cómo el centro de congresos (tal vez un casino) o como la sede de la policía de Detroit.Pero el principal problema es dar al edificio un aspecto decente y esta operación tendría un coste de al menos 80 millones de dólares. Aunque la estación se ha declarado monumento nacional no hay nadie dispuesto invertir para proteger este monumento.
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