Hace varios días me vengo preguntando si algún día escribiré un libro sobre mi propia vida. Vamos que no es tan interesante como la de algún personaje que corretee por ahi por callejones imaginarios, pero sería un bonito recuerdo para no olvidar cuando era un bichito con una coleta-palmera en la cabeza que corría por ahí detrás de un jarrón para hacerlo pedazos. Si, yo era un culo inquieto y sigo siéndolo.
Cuando miro mi estantería, no puedo evitar pensar que cada uno de los libros que allí están, sea como sea, forman parte de mi vida, de un pedacito de vida que quise vivir y de un relato que me hubiera gustado escribir. No sé hasta cuándo mis ojos me permitirán seguir disfrutando de las letras (ya tengo una vista bastante mala de por sí) pero espero seguir agregando retazos de prosa, diálogos que me emocionen, lugares que he visto con los pensamientos, personajes malos, buenos, raros e inolvidables. Ponerlo todo en un globo de helio y echarlo a volar cuando todo termine. Si algún día me siento frente al ordenador y empiezo a teclear lo que fue mi vida, seguro cada persona especial para mi recibirá una copia y un autógrafo especial.
Luego de una pequeña reflexión que me ha costado un par de neuronas, nos vemos otro día.