Un hombre elegante no necesita acudir a un centro de belleza para someterse a tratamientos super caros que no darán nunca el resultado deseado, basta con un buen corte de pelo igualado, un afeitado de navaja clásico, un aftershave y un perfume fresco, el resto lo pone uno mismo con su clase.
Esa moda que han impuesto los nuevos estilistas de dejarse barba de dos días para dar una imagen de hombre duro, es de hortera sin personalidad ni criterio propio. Un hombre duro se mide por su comportamiento y nunca por dejarse una barba sucia, que por mucho que se recorte, siempre será artificial. Mi opinión es que si tienes barba como condición, me parece perfecto que te cases con ella porque forma parte de tu personalidad, pero una barba de dos días, en un verdadero Gentleman, que se viste “de tiros largos”, se considera de paleto y ensucia una imagen de hombre limpio.
En referencia a la expresión “de tiros largos”, antiguamente en España cada propietario de un carruaje tenía la potestad de elegir la cantidad de caballos que deseaba que tirasen de su carruaje, pero el rey y los nobles tenían una prerrogativa para diferenciarse de aquellos inferiores a ellos.
Podían atar el tiro delantero (la caballería) a sus carrozas a una distancia mayor que los demás, como reconocimiento a su estatus, posición social y para ser fácilmente reconocidos por los demás, aunque estos otros tuvieran los mismos o más animales. Con esta finalidad, se separaba los animales delanteros de los traseros mediante el uso de largas correas, denominadas “tiros largos”. Con el tiempo se fueron asimilando “los tiros de caballería” a las prendas que personas de alta alcurnia vestían, y de ahí el uso que actualmente le damos para indicar que una persona va vestida muy elegante.