Desde que nacemos, nos imponen una forma de vida ideal. Ir a la escuela, sacarse unos estudios, tener un trabajo estable y crear una familia. Pero, ¿realmente lo que quieres es llevar esta vida? ¿A caso no te gustaría tener otro oficio? ¿No ser padre o madre?
Vivimos en una sociedad en la que se nos programa paso a paso. Personas que lo que quieren es que triunfes cuando ellos han fracasado.
Y sólo nos dan el pescado, sin habernos enseñado a pescar.
Parte I: la esclavitud del siglo XXI
Está comprobado que destacar de una forma u otra no encaja con esta sociedad de “robots”, donde ser “normal” es sólo un estándar de modales y comportamientos sin sentido alguno, que todo el mundo vive con ello y lo critican a solas. Entonces, ¿por qué te comportas como los demás y los demás como el resto? ¿No que todo ser humano es único e inigualable? ¿Distinto a cualquier otro? ¿Por qué nos obligan a ser iguales? ¿A hacer las mismas cosas?
No somos libres. Nadie es libre.
Los poderosos, aquellos que llevan el mando, se comportan de cierta forma y ponen ciertas leyes. Son ellos nuestro ejemplo a seguir y, lo que pasa desde la persona más pobre hasta la más rica, es un reflejo de lo que hacen aquellos que nos manejan. Ellos a los que yo llamo “los de arriba”, se denomina Gobierno; más bien los componentes que lo forman y hacen llamar a “algo” Gobierno.
Ellos mienten, roban, estafan, blanquean dinero, huyen, vuelven… Y nosotros les aplaudimos y les imitamos… Si ellos lo hacen, ¿por qué nosotros no? En tal caso, si pasara todo lo contrario y el gobierno actuara como un gobierno, nosotros los de “abajo” ¿haríamos lo mismo? ¿Os daís cuenta que somos borregos? ¿Qué somos meras marionetas?
A lo que quiero llegar, es que nos han implantado tantas normas sociales, que creemos que es algo normal y natural. El cómo vistes, cómo hablar, cómo andar, quién es tu ideal de mujer u hombre… Está manipulado de tal forma que tú escojas la ropa, la forma de hablar o el ideal de persona, entre muchas otras cosas, que ellos, “los de arriba” quieren que elijamos, haciéndonos pensar que somos libres.
En cuanto alguien se da cuenta o se salta esas reglas sociales que les hacen diferentes, se les veta, se les desprecia, incluso se les toma por tontos, por locos.
Si piensas que sí es posible… tómate por marginado.
A “los de arriba” no les interesa que todos nosotros sepamos elevarnos y crecer como persona. Es mejor para ellos y su propia comodidad, así como el nivel de vida, engañarnos.
Unos pocos viven como emperadores y el resto como ratas de laboratorio.
¿Aún sigues pensando que eres libre para elegir algo?
Los políticos hacen las leyes para beneficiarse ellos mismos, no a la sociedad.
Si no nos preparamos un examen lo pasaremos mal el día de la prueba. Si tenemos un problema, hay que prepararse antes para no ver el día del mañana tan oscuro y tan difícil.
Está claro que todos los medios de comunicación, así como la indrustria, la economía, etc, está controlada por la gente más poderosa, las personas que controlan el mundo. Por lo tanto, todo lo que vemos en la tele, como noticias, programas, documentales o lo que vemos por la calle, es lo que les interesa enseñarnos, que sepamos.
Únicamente nos informan realmente de un 0,01% de lo que sucede en nuestro planeta y a lo que éste abarca.
Hace algún tiempo, estuve viendo un documental en el cual se contaba que a la sociedad le interesa que sus habitantes tengan estudios. Cuánto más estudios tengas, más borrego serás. ¿Por qué? La gran mayoría de las personas con estudios sólo saben hacer aquello que han estudiado. Pero, ¿sabe cazar? ¿Hacer fuego? ¿Crear sus propias armas de defensa? ¿Cultivar y que no se muera? ¿Buscar agua? ¿Valerse por sí mismo sin nada? Si lo piensas, ¿tú podrías?
Desde pequeños, nos meten en el colegio. Donde se enseña una doctrina que hay que seguir. Imparten clases que supuestamente nos ayudarán en un futuro no muy lejano y, que una mera puntuación en un papel dicta si eres apto o no para poder tener el futuro que deseas, así como dar a entender que alguien es más ó menos que otro. ¿Irónico, no?
La mayoría de los genios no terminaron nunca sus estudios.
Quizás, si hubieran enseñado antes los derechos humanos, a escoger, a cuidar al que más lo necesita y no ver un negocio en ello, a ser buena persona…El mundo podría ser algo diferente, ¿no crees?
En un mundo gobernado con las personas más sabias del Tíbet, los llamados monjes, posiblemente no existiría la guerra, la falta de hambre, ninguna persona valdría mas que otra. Y la palabra tendría validez.
Parte II: la dura “realidad”
En la pequeña sociedad de locos en la que vivo, se piensa que la realidad impuesta ante nuestros sentidos, no es la realidad verdadera. Quiero decir que, como he mencionado anteriormente, los poderosos sólo dejan un ínfimo porcentaje de lo que ocurre en el mundo a merced de los ciudadanos de a pie.
Todo lo que vemos, lo que tocamos, lo que olemos, oímos, y saboreamos, es lo que ellos, ¨los de arriba¨, quieren, nos permiten, que veamos, toquemos, olamos, oyamos y saboreemos. Pero no nos dejan ver qué hay más allá de todo ello.
¿Por qué hay tantos alimentos que saben a pollo?
Y nos hacen pensar, creer, que sólo eso es lo real. Eso es la realidad y todo lo que no sea real es imposible, no existe.
¿Cuantas veces has visto anuncios que te incitaban, por ejemplo a beber, a jugar o a comprar? ¿Algo que no necesitas pero, al verlo te puede llegar a crear un deseo o incluso una necesidad?
El filósofo Platón explicó esto mismo con el mito de la Caverna.
Éste hablaba de unas personas que vivían en una caverna atadas a cadenas, y lo único que veían eran las sombras de los seres de fuera pasando por allí. Para esas personas, la imagen de una cebra por ejemplo, su realidad única y verdadera, era realmente la sombra. Sin embargo, un día uno de ellos consiguió salir al exterior y pudo ver la realidad. Se dio cuenta que la cebra que él creía como verdadera era complematamente diferente a lo que sus ojos veían en el exterior. No era una sombra. Era un ser vivo con rayas de color en blanco y negro, con ojos, con patas… puedo ver los arboles, el cielo, el sol… Vivían engañados.
Nuestros antepasados, idearon los llamados mitos debido a que no podían publicar directamente lo que sucedía en el mundo. Todos los mitos en realidad hablan de una verdad, de un hecho. Sólo hay que saber interpretarlos.
El mito del dios Chronos, decía que devoraba a sus propios hijos. Ellos, simbolizaban el Tiempo. Algo que hablaremos posteriormente.
Todos tienen algo que enseñarnos y mucho que aportarnos pero, tenemos que saber entenderlos y no dejar que sólo se queden en un simple cuento.
Nuestra vida se podría explicar con una metáfora:
Montamos en un tren que lo dirigen varias personas. Cada cuatro años, conduce una persona diferente, sin olvidar que ese tren, es tú tren, tu vida.
Las personas que van en el tren votan al maquinista. Es un juego de la vida y de la mentira y nosotros lo sabemos pero, ¿por qué les votamos?
En el tren (nuestra propia vida) está el maquinista (gobierno), y hay dos vagones, el primero, lujoso con todo tipo de comodidades (“los de arriba”), y el segundo, únicamente con asientos (gente de a pie).
Un día, el segundo vagón exige ciertos privilegios, y los del primer vagon les da una ínfima ventaja para sus vidas cotidianas, y éstos se conforman. Mientras que los del primer vagón están gozando de cosas que los del segundo, jamás tendrán y quizás, jamás lleguen a imaginar.
Mientras tanto, tu tren, tu vida, lo dirige otro.
No importa que la sociedad sea mejor o peor (hermano mayor) sino los intereses que dan y que hacen que tomemos condiciones erróneas.
El sentido de político, antiguamente era una ciencia por sus fórmulas y arte porque es una facultad creativa, humana, racional y efectiva para guiar a las personas desde sus inquietudes animales hasta lo humano. Nos ayudan a elevarnos para poder saber dónde va y de dónde viene ese tren, la vida de cada uno. Necesitamos buscar soluciones.
Los problemas del mundo son que no tenemos principios ni fines. Valores interiores humanos, no físicos ni materiales. Y saber convivir significa que primero hemos convivido con nosotros mismos y nos conocemos interiormente. Entonces no debería haber problemas de convivencia. Pero no es así.
Sabemos que somos complementarios y, unidos podemos conseguir cualquier cosa. Por eso mismo nos separan y nos oponen, cuando el problema no es nuestro, si no suyo.
Combatimos en guerras que en realidad, no son nuestras. Sólo luchamos por ganar, ganar algo que no será nuestro, algo que no disfrutaremos, algo… que jamás tendremos… Para que únicamente una pequeñísima parte del mundo, gane dinero y deje sin vida a miles de familias. Es interés propio. Egoísmo.
Los principios que nos tienen que conducir a través de un camino a alcanzar los fines que nos proponemos son la igualdad, la fraternidad y la libertad.
No somos libres porque estamos encadenados y no nos damos cuenta. Creemos que somos libres.
No elegimos lo que queremos comprar, nos lo condicionan. No tenemos capacidad de tener libre albedrío pero sí lo poseemos y, no nos enseñan a utilizarlo correctamente.
En la escuela no nos enseñan a ser buenas personas, a mostrar empatía, a compartir o a ayudar al prógimo.
No nos enseñan a pedir o a dar algo sin otra cosa a cambio.
No nos enseñan el hecho de compartir por gratitud y por placer, si no por esperar algo del otro. ¿Qué clase de seres humanos somos?
Los políticos nos mienten y vivimos en una gran mentira, y cuando coge carrerilla se hace más grande y al final se estrella. Es una realidad.
Al buscar libertades exteriores nos hacen más esclavos. El “más”, el “yo quiero”. Y nos hacen olvidar estar mas pendientes de nuestros amigos y familiares que del móvil o de cualquier aparato electrónico ya sean consolas, televisión o deportes… El mundo digital que, cada vez y, más obvio es, no están creados para hacernos la vida más cómoda, si no más fácil y vaga. Nos anulan como personas. Nos controlan en cada paso que damos, cada palabra que sale de nuestra boca… A dónde vamos, dónde estamos, con quién estamos, con quién hablamos, qué vemos, qué hacemos, qué compramos… Y mucha gente no se da cuenta de que toda la tecnología está siendo utilizada para tenernos entretenidos, quietos, sin pensar, aletardados y, sobre todo, controlados y adiestrados.
Hace poco, me reencontré en mi querido Madrid con un viejo amigo del instituto, y le pregunté ¿Cómo te va la vida? Me respondió; “Pues bien, estudiando, como siempre” Después de años sin vernos eso es lo único que pudo decirme.
¿Qué han sido de esas ganas de comerte el mundo? De viajar, aprender idiomas, culturas, personas, amores y vivir experiencias…. No crees que a lo mejor, estamos tan empeñados en “algo” tal como… Quiero una casa, con una televisión grande, un coche, caprichos varios, un perro, una piscina… ¿Tener un fin último, la felicidad, sólo con fines materiales? ¿No, verdad?
Pongamos que terminas tu carrera y consigues todo aquello ¿Ahora qué? ¿A seguir trabajando para mantenerlo sin poder disfrutarlo? Y eso no es todo, sino que te has pasado toda tu juventud estudiando para ello, sin disfrutar el trayecto… Un sabio dijo una vez; ¡Si lo mejor de llegar a la cima y ver las vistas, es el trayecto de la escarpada colina!
¿Por qué hay personas que no lo saben disfrutar? Quizá sea la sociedad con sus exigencias o la gran competencia… Pero es que nadie tiene que exigirte nada y tú no tienes que competir contra nadie.
Prácticamente estamos esclavizados en este mundo donde nos vemos con la necesidad de que, para poder tener una vida normal, una vida buena, debemos buscar un trabajo estable, que nos proporcione un sueldo fijo todos los meses. De este modo, podremos optar a vivir bajo un techo, comer todos los días, mantener una higiene y poder tener algún que otro capricho.
Estamos esclavizados a cumplir una rutina; madrugar cada día para ir a un trabajo que no nos agrada, estar X horas haciendo lo mismo una y otra vez. A acabar cansados de ello incluso si algún día nos llegó a gustar.
Entramos al trabajo y cada poco tiempo miramos el reloj para ver cuánto queda hasta el descanso, y como no, deseando que acabe la jornada, para que, un día más de tantos, acabemos saliendo del trabajo cansados, con hambre, con dolores, mal estar e incluso con problemas de salud… Y llegar a casa a comer o a cenar, estar un rato en el sofá, a veces hasta quedarnos dormidos ahí mismo e irnos a la cama para que al día siguiente, comience lo mismo de cada día. Y por supuesto, pudiendo optar a un mes de vacaciones.
Ésta es la mejor vida que te ofrecen, contando con que encuentres un trabajo fijo, con un contrato ¿Si no? Un “mindundi” más. ¿Es esto normal?
¿Es así cómo quieres vivir el resto de tu vida? ¿Obedeciendo órdenes de gente que puede que ni conozcas? ¿Trabajar toda la vida para tener algo que a penas te da tiempo a disfrutar? ¿Vivir agobiado por tantas cosas…? Que si tengo que aprobar para poder ser fijo en un futuro… Que tengo que estudiar para ser una persona de provecho, controlar los gastos que entran y que salen… El qué voy a hacer si no llego a fin de mes… Y todo, ¿para qué?
¿A eso se le puede llamar vida? ¿Ser libre? ¿Creéis que somos libres? ¿Tú crees que la ropa que te pones o el tipo de color que prefieres, es por elección propia? ¿O más bien por toda la publicidad subliminal que hay?
Incluso la ropa que eliges, por poner un ejemplo, está hecha como ellos, “los de arriba” creen que tienen que estar para que la gente vista de esa manera. Toda la ropa que compramos es para que se lleve, para consumirla.
Me da mucho que pensar cuando algún amigo me dice: Yo tengo mi estilo propio. Me visto como quiero. Soy libre eligiendo lo que me gusta.
¿Por qué no te creas tu propia ropa? ¿Tu propio estilo? ¿Serías capaz de hacerlo? Y si lo fueras, ¿podrías crear un estilo en el que no influencie la moda?
Estamos esclavizados con la comida. Con tantos productos artificiales y adictivos para así seguir consumiéndolos… Por ese motivo la mayoría de los productos indrustriales tienen azúcar. Por la gran adicción. Y pasa exactamente igual que con la ropa, pero añadiendo productos que incluso puede que nos acorte mucho más nuestro tiempo de vida. Y realmente ese es el problema, el tiempo.
Si os paráis a pensar, todo se basa en el tiempo. El desayuno, la jornada de trabajo, la hora de comer, el tiempo de ocio, las horas de sueño… El día, el mes, el año.
Todo es tiempo. Y el tiempo, es más que oro. Es vida. Es lo más valioso que poseemos y nos obligan a olvidarnos de que lo tenemos. Desperdiciamos años y años haciendo… ¿Qué?, en realidad. Y sólo nos damos cuenta cuando nuestro tiempo ya está a punto de acabarse. Cuando no hay vuelta atrás y te paras a pensar.. ¿ Qué he hecho con mi vida? ¿De verdad esto es lo que yo soñaba vivir? ¿O sólo me he conformado con lo que me han dejado tener unos pocos que controlan el tiempo de los demás por beneficio propio?