Que no esperen nada de la gente que sabe hacer las cosas bien y que han sustituido, si acaso, por robots humanos o pobres descontrolados sin oficio, ni por supuesto beneficio. Se impone el trueque, el mercado justo, cuidadito, una dura tormenta va a caer. Los bancos no aflojan la manteca, obran en su poder un millón largo de pisos. Los nuevos ricos antiguos se resisten a la realidad cruda. Los adivinos se suicidan en los semáforos. Como dijo un amigo bajo el sol gaditano, que no sale para todos, hay empresarios en esta tierra, salvo dignas excepciones, que no son empresarios: son ricos. Con piscina en la azotea. Con escasa sensibilidad social, mucho pedir, les disparas en la pierna y como si nada. Vamos a ponerle la cara colorá. Tragabuche al tío Gilito ya.
Que no esperen nada de la gente que sabe hacer las cosas bien y que han sustituido, si acaso, por robots humanos o pobres descontrolados sin oficio, ni por supuesto beneficio. Se impone el trueque, el mercado justo, cuidadito, una dura tormenta va a caer. Los bancos no aflojan la manteca, obran en su poder un millón largo de pisos. Los nuevos ricos antiguos se resisten a la realidad cruda. Los adivinos se suicidan en los semáforos. Como dijo un amigo bajo el sol gaditano, que no sale para todos, hay empresarios en esta tierra, salvo dignas excepciones, que no son empresarios: son ricos. Con piscina en la azotea. Con escasa sensibilidad social, mucho pedir, les disparas en la pierna y como si nada. Vamos a ponerle la cara colorá. Tragabuche al tío Gilito ya.