Pablo está en su mesa de trabajo ultimando un presupuesto. Hace ya tres horas que su mujer y su hija se fueron a dormir. Los tres meses de confinamiento y los ERTES dejan huella y cada presupuesto puede suponer la continuidad o no de la empresa y la de sus 17 trabajadores.
Por esta vez ha tenido suerte y le han aceptado el trabajo. Los márgenes de beneficio no son los esperados y los plazos de ejecución de los trabajos francamente exigentes. Hay que apresurarse, realizar los trabajos a toda prisa, y empezar otro. Y cuantos más mejor.
Los operarios de Pablo quizá hayan relajado sus obligaciones, motivados por la urgencia. Puede ser que estas últimas faenas no estén como dicta el contrato con su cliente. Es posible que ese albarán que tenía que firmar el deudor en la obra no se haya cumplimentado como es debido o simplemente se ha quedado en la furgoneta.
A Pablo no le han pagado. Otra noche en su mesa de trabajo recopilando la documentación de la deuda. Tiene que presentar el siniestro a la aseguradora. El deudor le ha comunicado incidencias en la ejecución de algunos trabajos. No aparecen todos los albaranes firmados…
La aseguradora le informa de que el crédito está discutido. Además, faltan dos albaranes firmados, que suman casi un tercio del total de la deuda. El procedimiento judicial final que esperan entablar los servicios jurídicos de la compañía de seguros exige la deuda plenamente documentada, el crédito totalmente exigible…
No es un caso real, pero ocurre a diario. La exigibilidad de la deuda es parte fundamental de nuestro ordenamiento jurídico. Y el seguro de crédito no es, obviamente, ajeno a lo dispuesto en el código mercantil y de comercio.
Ahora, más que nunca, es necesario exigirles, sí, es el término apropiado, que sean más estrictos que nunca en sus procedimientos internos. Con sus empleados. Consigo mismo. Revisar sus protocolos de actuación y gestión para que todos y cada uno de los documentos que demuestran la transacción comercial estén disponibles y con todas las garantías.
Si precisa ayuda con alguna duda que pueda surgirle, estamos a su servicio. Son muchos los siniestros que pasan por nuestras mesas. Nos hubiera gustado que el siniestro de Pablo se indemnizara en su totalidad. Y el suyo, por supuesto.