LA EXPEDICIÓN DE LOS DIEZ MIL
JENOFONTE
Jenofonte, un nombre que no puede faltar en ninguna de sus bibliotecas. La vida de este poeta, historiador, mercenario y algún oficio o arte más, comienza en Atenas en el 430 a.C., donde nace en el seno de una familia bien posicionada, enriquecida por el resultado de las guerras médicas, gracias a ello contó con una brillante educación, tuvo como maestros a Filostrates, Isócrates, Pródico de Cea y sobre todo a Sócrates, el padre del pensamiento de la Grecia clásica.
El imperio Persa desde época anteriores a las guerras médicas (Grandes batallas del mundo // Heródoto), (Los griegos // Asimov), siempre se inmiscuía directa o indirectamente en la política de las polis griegas, y en esa época apoyaba a Esparta política y económicamente, hacia muy poco que las famosas guerras del Peloponeso (431-404 a.C.) habían finalizado. El propio Jenofonte ya tenía experiencia militar como hoplita.
Mientras tanto en Persia, Ciro el joven, hermano del Rey de Reyes persa Artajerjes II, toma el mando ofrecido por su hermano de Asia Menor, convirtiéndose en sátrapa. Solo tres años después de subir al trono Artajerjes II, Ciro se rebela contra él.
El joven sátrapa reclutó un gran ejército donde estaban incluidos entre 12.000 y 15.000 mercenarios griegos al mando del espartano Clearco, Jenofonte dejándose llevar por sus ansias de aventura se encontraba entre ellos.
El ejército de Ciro consiguió atravesar Mesopotamia llegando a la llanura de Cunaxa (401 a.C.) donde se resolvió la decisiva batalla entre hermanos. Ciro venció en la batalla sobre todo y gracias a la infantería griega, entre los que se distinguió por su arrojo Jenofonte, pero una muy mala decisión de Ciro les llevó al desastre, buscó un enfrentamiento directo entre él y Artajerjes II, la guardia personal de este acabó con Ciro cuando la batalla ya estaba decidida a su favor, esto provocó que la victoria se tornara en derrota ya que las tropas de Ciro se dispersaron al conocer de la muerte de su caudillo. Los griegos continuaron unidos y los persas de Artajerjes II no se atrevieron a atacarles, pero sí que consiguieron atraer a sus jefes a través de Tisafernes a una reunión con la promesa de dejarles partir y allí fueron todos asesinados. Y es en ese momento cuando la figura de Jenofonte se erige como un líder, sin ostentar previamente ningún cargo militar es elegido por la tropa como su general.
Durante cuatro meses y después de seis mil kilómetros recorridos, con mil obstáculos salvados y decenas de batallas ganadas tanto al rey persa como a las belicosas tribus de las montañas, llegan a Trebisonda en la costa del mar negro, desde allí costeando el Bósforo son embarcados.
Jenofonte nos relata esta aventura, pues de eso se trata, con minuciosidad, sobriedad y una parte histórico científica. Nos relata desde las arengas de caudillos militares a sus tropas, hasta qué tipo de armamento o vestimenta portaban. Nos traslada emoción, patetismo, supervivencia, compañerismo, cohesión.
La Expedición de los diez mil, es una obra que se lee con absoluta facilidad gracias a la narrativa ligera y directa del autor, sin utilizar retoricismos ni barroquismos, este nos traslada perfectamente a la época y a las vivencias personales tanto suyas y como del resto de su ejército.