Durante mi viaje de 10 días por Estados Unidos como una de las bloggers ganadoras de Big Blog Exchange, una de las experiencias que recuerdo continuamente fue mi estancia en el Faro de Pigeon Point, en plena Bahía de San Francisco. Sin duda uno de los lugares más espectaculares que haya visto nunca. Un lugar emblemático que tiene algo especial, lo sientes en cuanto llegas al parque y divisas el faro; un monumento histórico que a día de hoy sigue funcionando y dando luz a los barcos que se acercan a la costa californiana.
Se encuentra a tan sólo una hora de la ciudad de San Francisco por la Autopista 1. Abrir bien los ojos, porque durante todo el camino podréis disfrutar de toda la Bahía de San Francisco, sus playas, acantilados y zonas verdes.
Para mi sorpresa, no sólo iba a poder disfrutar de un lugar único, sino que iba a poder dormir en el albergue que se encuentra en las pequeñas casas que forman el faro y donde se alojaban los trabajadores antiguamente.
Este hostel pertenece a Hostelling International y representa uno de los alojamientos históricos que se mantienen gracias a la organización y que representan la corriente ecológica de albergues, hoteles y resorts que está creciendo día a día y que asegura un turismo sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Es todo un lujo poder pasar la noche en Pigeon Point. Por la tarde, tras una mañana agotadora en el Parque Nacional de Año Nuevo, decidí que era el momento de relajarse con un paseo por el faro y sus alrededores. Por un lado, acantilados interminables desde donde el mar acaricia las rocas y nos deja postales e imágenes indescriptibles. Por el otro lado, una playa de arena blanca donde se asoman desconfiadas las focas sobre las rocas. Ellas viven en Pigeon Point; está claro que saben que es un lugar mágico; y yo pude llegar a esa misma conclusión en cuanto llegué.
El hostel tiene varias casitas de una sola planta con nombres de animales marinos en la puerta para poder diferenciarlas.
Cada una con tres habitaciones, un baño, un salón y una cocina muy grandes. Además, la puerta trasera da a una terraza desde donde puedes pasar unas horas leyendo un libro al son de las olas.
Tuve la suerte de alojarme en una habitación con vistas directas al faro; y lo que es mejor aún, reservar al atardecer la bañera de agua caliente exterior que está situada enfrente del mar, sobre uno de los acantilados. Las vistas del sol escondiéndose son únicas. ¿Se puede pedir más?
Desde Hostelling International y la Asociación de Parques Nacionales de California, se recaudan fondos para mantener y restaurar el faro.
Una labor que no debería olvidarse, ya que si como yo, os acercáis a Pigeon Point, descubriréis que un pedacito de este faro se quedará para siempre en vuestra memoria.