"La experiencia de leer", de C.S. Lewis: una interesante reflexión sobre los lectores

Publicado el 05 diciembre 2016 por Lidiacasado


Título: La experiencia de leer
Autor: C.S. Lewis
Editorial: Alba Editorial
Género: ensayo
Páginas: 144
Publicación: mayo 2000
ISBN: 97884-84280378

Desde su publicación en 1961 este pequeño ensayo no ha dejado de ser reeditado al punto de convertirse en un clásico. En él C. S. Lewis propone un "experimento" que procede al revés de lo que es habitual en la crítica literaria: "juzgar la literatura a partir de cómo es leída", no una clasificación entre "buenos" y "malos" libros, sino entre "buenos" y "malos" lectores
   Casi siempre hablamos de libros y de autores pero muy muy pocas veces hablamos de lectores. Y a mí me parece que también es una parte importante del proceso de lectura. Fundamental, diría yo, porque sin él, no hay tal proceso; solo habría proceso de escritura y, como mucho, de marketing y venta. Por eso me interesó tanto la Estética de la Recepción (la corriente de crítica y estudios literarios que se centra en el lector) y por eso me llamó tanto la atención este libro cuando lo vi entre las sugerencias para participar en el Reto Serendipia Recomienda.
   La verdad es que este es un ensayo que se lee en nada. Es muy ameno, tremendamente interesante y me ha dado mucho que pensar (y que debatir con mis alumnos del taller de escritura y en el club de lectura). Me parece intrigante la premisa de la que parte del autor, porque incide en lo que acabo de decir: siempre hablamos de libros y autores... pero ¿y si la calidad de un libro se midiera de acuerdo a las lecturas que se hacen de él? Así, un libro sería considerado bueno si acumula muchas buenas lecturas
   Ahora tocaría definir qué son buenas lecturas o quiénes son los buenos lectores. Y ahí empieza mi diálogo con Lewis. Comparto parte de lo que él dice pero en otros puntos no estoy de acuerdo. Para el autor, las características del mal lector serían las siguientes:
  1. "Nunca, salvo por obligación, leen textos que no sean narrativos"
  2. "No tienen oído. Solo leen con los ojos. Son incapaces de distinguir entre las más horribles cacofonías y los más perfectos ejemplos de ritmo y melodía vocálica. Esta falta de discernimiento es la que nos permite descubrir la ausencia de sensibilidadliteraria en personas que por lo demás ostentan una elevada formación".
  3. "Su inconsciencia no se limita al oído. Tampoco son sensibles al estilo, e incluso llegan a preferir libros que nosotros consideramos mal escritos".
  4. "Les gustan las narraciones en las que el elemento verbal se reduce al mínimo: 'tiras' donde la historia se cuenta en imágenes, o filmes con el menor diálogo posible".
  5. "Lo que piden son narraciones de ritmo rápido. Siempre debe estar 'sucediendo' algo. [...] El lector sin sensibilidad solo se interesa por los hechos".
  Como ves, solo esta caracterización da para debatir un buen rato. Y la controversia continúa cuando habla de la diferencia entre percibir y usar el arte y polemiza sobre recibir la literatura tal cual es y no por la utilidad que le puedo sacar en mi vida.     Son muchos los puntos, pues, en los que hubiera debatido con el autor sobre sus ideas y sus afirmaciones. Pero hay algo que no me ha gustado en general (y que creo que es muy perjudicial para quienes aspiramos a invitar a leer con nuestros comentarios, nuestras recomendaciones o nuestras propuestas): hay en toda la obra un cierto hálito de condescendencia hacia quien no lee y una cierta superioridad moral de quien lee y, encima, lo hace bien. En esto sí que lo tengo claro y no comparto el punto de vista del autor: no puedes convertir a un mal lector en bueno (siguiendo la clasificación de lectores que él mismo hace) llamándole tonto y haciendo que sienta que tú eres mejor que él (mejor... ¿qué? ¿Mejor persona? ¿Más listo?  ¿Más bueno?).    Y cierto es que se trata de un libro publicado originalmente en 1961 y que la ideología de C.S. Lewis es la que era, pero qué curioso que para ilustrar varias de sus afirmaciones sobre malos lectores se refiere a mujeres que leen sus novelitas y luego no se acuerdan de qué van.  No me ha gustado, pues, ni el menosprecio a las mujeres, ni hacia los niños ni tampoco hacia cualquier lector que no entre en los parámetros de buen lector que él marca. Ni, por supuesto, hacia quienes no leen. Pero creo que sí que lanza ideas muy interesantes sobre el proceso de lectura (y de percepción y recepción del arte, en general) que pueden cambiar, incluso, nuestra forma de ver lo que leemos.   Un libro, pues, francamente estimulante sobre el que (creo) debatiré largo y tendido en el futuro.   
   Nos seguimos leyendo.
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  • Reto Olvidados: 29
  • Reto Serendipia Recomienda: 3/3