La experiencia emprendedora y los términos de inversión de Vinopremier.com, en Iniciador Madrid

Por Vinopremier Dario Vinopremier @vinopremier

El BBVA Innovation Center fue, una vez más, sede de Iniciador Madrid, punto de encuentro de emprendedores y expertos. Esta ocasión el tema a debate fue las ‘Cláusulas en la Negociación con Inversores’, con el testimonio, entre otros, de Carlos Andonegui, CEO de Vinopremier.com. Allí explicó su trayectoria profesional, con inicios en el sector de la telefonía móvil, al frente de Andotel. “Empecé a trabajar desde casa de mis padres y funcionó muy bien. Llegó un momento en que los teléfonos se amontonaban en el pasillo, en uno de los baños… Alcanzamos clientes en más de veinte países”, contó. Un éxito abrumador, con total implicación, aunque él, entre bromas, lo califique de “media jornada, empleando 12 horas mínimo”. La montaña de terminales creció tanto que sus padres le invitaron a establecerse fuera de casa.

Su carrera siempre ha estado vinculada al lanzamiento de proyectos de Ecommerce.  Así es como nació Vinopremier.com en 2008, de la conversación informal con un amigo. El tiempo demostró que el proyecto requería dedicación e inversión, de ahí que buscaran apoyos económicos. Al principio se trató de cantidades modestas, que permitían seguir explorando opciones comerciales, y ya a finales de 2013 creció la inversión. Las cifras animan y la empresa suma ya apertura de oficina en Portugal, prevé a mediados de este año establecerse en Sao Paulo (Brasil), sigue creciendo en Europa. Con un propósito firme, “enviar vino español por el mundo, haciendo Marca España”, explicó Andonegui. El único problema que se cruza por el camino es que “trabajamos con botellas y en los portes se rompen más de lo que nos gustaría”, añadió.

Los procesos de negociación no son fáciles, a juzgar por las experiencias que también compartieron Pablo Fernández Burgueño, Co-fundador del bufete Abanlex, Juan Salcedo, CEO de Aprendum, y Gonzalo Ruiz, Bussiness Angel, Inversor y Empresario en Internet. “El inversor quiere saber cómo va a entrar en el proyecto y qué beneficio va a obtener”, expuso Andonegui. A su juicio, “lo importante es arrancar y no poner toda la problemática sobre la mesa. Entonces se da marcha atrás y nadie apuesta”. Cerrar una ronda de inversión puede costar unos seis meses o más, entre las claves que señalaron, “empatía e implicación”. La confianza mutua es clave pero “cuando los proyectos crecen, cuanto más atado esté todo en términos de inversión mejor, así evitas tensiones”, añadió Carlos Andonegui.

Una frase suya sirvió para resumir todo el proceso negociador,”ideas a un dólar y desarrollos a un millón”. Es la filosofía de emprendimiento que se cruza con la necesidad de crecer y en la obligación de encontrar inversores, mucho más que partners. Algunos quizá sí surgieran del encuentro informal posterior, un networking que sirvió para calibrar las múltiples ideas que esperan su momento. Con un vino en la mano, la creatividad fluye más. ¿Y la inversión? Seguro que también.


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