Nuestras vidas, siempre se componen de momentos, tristes, felices, certeros o dubitativos,pero durante las reflexiones que tengamos, veremos cuales son aquellos tesoros que nos llevamos al “otro lado”.
Una experiencia ,es la máxima expresión del alma y el corazón, y es quizás el mayor acto de rebeldía de nuestros sentimientos,unidos bajo un mismo fin: regalarnos situaciones únicas e irrepetibles, ya sea solos o con nuestros seres queridos, pero que serán epopeyas de nuestras vidas.
Las hay gloriosas, otras mas bien trágicas y tristes, sublimes ante nuestros ojos e inverosímiles a los demás, dignas de ciencia ficción y banales como una mera mención, pero de una u otra forma serán especiales, como piezas de rompecabezas que van adornando nuestra existencia, como huellas del camino que desandamos por la tierra.
Por eso, somos un cúmulo de experiencias, escondidas en cada llanto, en cada sonrisa, en cada mirada buscando al cielo un porque, en esas interminables caminatas por la ciudad, donde quizás nos buscamos a nosotros o tal vez rememoramos lo que quisimos ser, y tal vez la vida nos enseño no eran más que sueños y utopías, más no creo en ello, simplemente posponemos nuestros planes para aplicarlos en el lugar y momento indicado, a fin de cuentas, será ese momento especial, que nos dará nuestra esencia, que no es otra cosa más, que el sustento de aquellas experiencias.
Cada persona lleva consigo una historia, que explica porque es de tal o cual forma, cada uno de nosotros tiene sus metas y anhelos, y es ineludible que un viaje, no sea uno de ellos.
Un viaje es el inicio desde nuestra mente misma, de aquellas aventuras que queremos regalarnos, motivados por las experiencias y sueños que nos forman, y que darán ese sabor especial a cada tour,que nutrirán el alma y desatarán la euforia de nuestros sentidos, resguardando en nuestro interior cada aroma, cada textura, cada sabor, la pureza y pasión que les asigne nuestro corazón.
Todo será nuevo y mágico, desde el momento de la verdad, cuando queden atrás los paisajes cotidianos del hogar y lentamente se vayan vislumbrando las calles y personas del destino que elijamos, quizás adornados con tonos e incluso idiomas distintos, desesperandonos por querer entender y comprender todo, incluso, antes de recorrer por primera vez, sus grandes bondades protegidas como tesoros.
Cada viaje es una experiencia única,y viajamos no para cambiar de lugar, sino para cambiar de ideas, toda aventura comienza como un sueño y simplemente tenemos que ser responsables de darle forma a ese anhelo, al fin y al cabo, las experiencias son lo único que siempre nos llevamos.