Esta práctica es una más de las tantas que se realizan por compañías investigadoras, empleando grandes simios mediante la tortura, al considerarles objetos en lugar de sujetos, cuando ya existen alternativas más fiables, económicas y rápidas sin que se tengan que emplear ningún ser vivo.
Este hecho se agrava más, cuando quien lo esta dirigiendo es Peter Walsh, un primatólogo que se supone debe de proteger a estas especies en peligro de extinción y no torturarlas. Muchos primatólogos están de acuerdo con la experimentación biomédica y los de nuestro país no se quedan atrás.
El querer experimentar esta vacuna para después ponérsela a las poblaciones libres de grandes simios, es una locura y una propuesta descabellada. No se puede interferir a los grupos salvajes, abatiendo uno a uno para inyectar una vacuna que no se sabe bien el efecto que tendría, ni para las poblaciones ni para el resto de las especies, justificando que el Ébola ha matado a muchos gorilas y chimpancés, cuando no se está haciendo nada por el verdadero problema de los grandes simios y por los cuales están desapareciendo, como es la destrucción de las selvas tropicales y el monocultivo masivo.
La experimentación biomédica con los homínidos no humanos, es una práctica que muchos países están prohibiendo de forma tajante, debido por un lado a la existencia de alternativas suficientes y más eficaces sin emplear animales para ello y por otro al considerar no ético la utilización de grandes simios por nuestros acercamiento genético y proceder de un mismo ancestro común.
Los primatólogos tendrían que estar en la vanguardia de la conservación de los grandes simios en sus propios habitáts, denunciar los que están en malas condiciones de cautividad y rechazar la experimentación biomédica y el maltrato físico y psicológico que en muchas ocasiones se les somete a los grandes simios que están en cautividad en todo el mundo. Sin embargo, la mayoría de ellos apoyan toda clase de experimentación y callan ante el sufrimiento de los grandes simios.
Aún estamos por ver a un primatologo español que no fuera el ya fallecido Sabater Pi, gran luchador por los derechos de los grandes simios, denunciar públicamente cualquier situación de malos tratos de gorilas, chimpancés o orangutanes en España (un 80% de ellos se encuentran en precarias condiciones) o denunciar la destrucción masiva de las selvas en manos de las multinacionales.
Pero la ciencia calla, mira hacia otro lado y perderemos la única oportunidad que hemos tenido de conseguir los derechos de los grandes simios al acabarse la legislatura. Hoy tenemos el respaldo de la aprobación de una Proposición No de Ley en el Congreso, que ha sido ignorada por los g
Estoy escribiendo su historia. Esa en la que un día me senti dichoso al conseguir que los grandes simios llegaran al Parlamento, que fuera su embajador ante el Congreso, su voz y que lanzara al mundo su mensaje como así lo hicieron todos los medios de comunicación nacionales e internacionales.
Sólo me quedan ya las lágri
..........les he fallado.......firma: un fracasado.
Pedro Pozas Terrados