Continuamos reflexionando sobre las posibilidades de preservación del material histórico sevillista, en esta ocasión recordaremos la Exposición del Centenario celebrada en 2005.
La Exposición, ubicada en el Monasterio de San Clemente, que ocupó más de mil metros cuadrados, fue una ambiciosa propuesta histórica que, con un presupuesto de unos 600.000 euros, coordinó la empresa GPD experta en el montaje de exposiciones y museos, con la supervisión del periodista Nicolás Salas en la parte de la historia de la ciudad y Agustín Rodríguez y Juan Castro en lo deportivo.
La muestra constó de tres partes. En primer lugar, se encontraba un bloque de seis espacios en los que se repasó mediante fotografías, recortes de prensa y videos los primeros pasos del fútbol sevillano en 1890, los inicios del Sevilla FC, la época esplendorosa de los años veinte, en la que el conjunto nervionense se hacía año sí y año también con la Copa de Andalucía; las décadas de los treinta y los cuarenta, en las que el equipo hispalense se coronó en la cima del fútbol nacional. La época en la que se construyó el Ramón Sánchez-Pizjuán y los agridulces sesenta y, finalmente, la evolución del Sevilla en los últimos treinta años.
Seguidamente se encontraba la sala ‘Presente y Futuro del Club’. En ella aparecían todos los nombres de jugadores, entrenadores y presidentes que ha tenido la Entidad andaluza. Además, se pudo contemplar cinco magníficos óleos de cinco presidentes relacionados con las cinco efemérides claves en este siglo de vida de la Entidad. José Luis Gallegos, fundador del Club, el Barón de Gracia Real, presidente en las bodas de plata, Ramón Sánchez-Pizjuán, presidente en las bodas de oro, Eugenio Montes Cabeza, presidente en las bodas de platino, y José María del Nido Benavente, presidente en el Centenario. Por si eso no fuera poco también se expusieron los 12 trofeos más importantes que ha conseguido el Sevilla en toda su historia, (teniendo en cuenta que hablamos del año 2005 y no habíamos conseguido aún la larga serie de trofeos nacionales y europeos), así como unos paneles con estadísticas que recogían todos los partidos oficiales que disputó el conjunto hispalense hasta el momento.
Por último, se pudo visitar la sala de ‘El Templo’, donde se expusieron doce camisetas de diversas épocas. Asimismo, los visitantes pudieron ver una serie de emisiones audiovisuales, en las que se resumió la historia del Decano de la capital hispalense, así como fotografías de los 14 mejores jugadores de la historia del Sevilla y de la afición nervionense en distintas épocas.
De las muchas existencias expuestas, destacó sobre manera un video de un choque copero que disputaron en 1928 Sevilla FC y FC Barcelona. Vídeo grabado en una época en la que comenzaba arrancar el cine en España y que, lógicamente, carece de sonido, pues hasta ese momento todo el celuloide que se producía en el país era mudo.
A pesar del gran valor del antiguo video, fue destacable también uno de los balones expuestos en el Monasterio. Se trataba del esférico con el que las selecciones española y alemana disputaron el 12 de mayo de 1935 un apasionante encuentro internacional. El meta Guillermo Eizaguirre, que jugó ese día como arquero titular del combinado nacional, recibió dicho cuero como mejor jugador del choque. 70 años después el balón sigue casi intacto.
El precio de las entradas para la Exposición fue de un euro para socios y tres para aficionados en general.
Hasta aquí, el texto está adaptado y basado en el publicado en Sevilla Grande y creo que podríamos hacer algunas reflexiones sobre estas cuestiones.
La primera que se me plantea es el pastizal que efectivamente costó esta exposición para ser temporal. Es cierto que buena parte de dicho material fue reciclado para el museo que más tarde se montó en el estadio, pero mi pregunta es ¿no hubiese sido más rentable haberla montado directamente en el Ramón Sánchez-Pizjuán y ya con carácter definitivo como museo?
Probablemente la respuesta la obtengamos en las previsiones que el Club tenía en cuanto a las visitas previstas, que al final no obtuvo la respuesta deseada por parte del sevillismo y no hablamos en términos monetarios. Pero es aquí donde debemos hacer hincapié en cuanto a las expectativas que un club, (cualquiera), tiene de su propia afición para este tipo de eventos, ya sean fijos o itinerantes.
En la entrevista que mantuvimos con el director del museo del FC Barcelona la semana pasada, nos comentaba que a al contrario de lo que se pueda pensar, no son los socios los principales visitantes de su propio museo, que no alcanzan más que el 10% del total de las visitas. Este es un error en el que posiblemente cayeron prácticamente todos los clubes en los inicios a la hora de montar sus exposiciones museísticas, sobre todo a la hora de promocionarlas, cuando en realidad el Club vende una imagen fuera de sus propios aficionados que suscita un interés cuando visitan la ciudad. Es muy posible que la mayoría de las visitas a un museo de estas características correspondan a personas que están de paso y de visita a la ciudad, si además la exposición/museo se halla en los catálogos convencionales de turismo.
Y otra buena parte de las visitas corresponde sin duda a los grupos de escolares con los que se conciertan determinadas condiciones ventajosas, en nuestro caso podrían estar muy unidas a “Sácale provecho al cole”.
Entonces… ¿cuál es el interés del aficionado?
Sencillamente la experiencia emocional. El aficionado/abonado/accionista, sabe que el material histórico está preservado y es el que lo entiende verdaderamente como el que recuerda la gloria de su Club. Siempre tiene opción a visitarlo, pero como cree que ya lo conoce el interés decae.
Hoy hablamos de un Sevilla FC muy distinto al de 2005. El valor de este Club es mucho mayor tras los éxitos obtenidos estos años atrás y es más conocido internacionalmente, aunque desde aquí no entendemos de números y el Club está en disposición de utilizar el modelo museístico como el único capaz de preservar su gloria y expandir el conocimiento en clave blanquiroja. Es su objetivo por las conclusiones a las que llegamos en nuestras conversaciones con sus directivos.
Estamos en el buen camino. En este aspecto el Sevilla FC está en la línea que debe.
Como dato que me rechina un poco, es que fuese Nicolás Salas quien supervisase la Exposición, con lo bético que es este señor. Pero bueno, esto son cosas y accidentes que ocurren de vez en cuando. Eso sí, aprovechó para sacar un libro sobre 1905 donde en parte se hablaba del Sevilla FC.
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