Tuviste suerte, iba a decir, porque tú y tu familia lograsteis llegar al puerto y embarcar. No fuiste uno de los que se quedaron por los caminos rumbo al puerto. Para muchos cristianos viejos, los moriscos eran seres inferiores sin derechos. Por eso eran frecuentes los asaltos a manos de bandas que robaban y mataban a los que se topaban en el camino. Era frecuente ver los caminos atestados de cadáveres. Iba a decirte también que esa costumbre quedó como práctica nacional en otros conflictos que se dieron en nuestra historia posteriormente. También tuviste buena fortuna –si es que se puede usar ese término- en la travesía. Algunos compatriotas tuyos de Valencia y Andalucía fueron maltratados, robados, obligados a dejar sus pertenencias a los dueños de los barcos a cambio del pasaje o directamente asesinados y arrojados al mar. Hasta hubo algunos que fueron abandonados en islas desiertas y sus mujeres e hijos hechos esclavos. Fueron muchos los que no llegaron a su destino. Luego llegaste a Tunicia para empezar una nueva vida. Lograste establecerte en un arrabal próximo al centro de la capital. Los que vinieron después ya no tuvieron tanta suerte y hubieron de instalarse en zonas peores y no tan bien situadas como Ghar-el-Melh o Ras Djebel. Pero diste gracias al Hacedor por haber llegado vivos tu familia y tú y poder empezar allí una vida de nuevo. Ahora te hablo desde la distancia y la objetividad que permiten los siglos transcurridos, sin pasión, independientemente de los credos, que en mi opinión no nos hacen ni buenos ni malos, para decirte que la expulsión que se inició en 1609 fue un fracaso en todos los sentidos. Un fracaso económico y demográfico que supuso la ruina para la economía española. Pero también un fracaso moral. Y ese es más difícil de subsanar. El tiempo no lo cura todo. ____________ (1) Bando general de expulsión de los moriscos, 22 de septiembre de 1609. Folio 34 de la Mano 50 de Mandamientos y embargos de la corte civil de Valencia del año 1611. (2) Textos aljamiados. Poesía religiosa morisca , M. Manzanares de Cirre Bulletin Hispanique. Año 1970. Volumen 72. Número 3 pp. 311-327. Enlace: http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/hispa_0007-4640_1970_num_72_3_4018
Tuviste suerte, iba a decir, porque tú y tu familia lograsteis llegar al puerto y embarcar. No fuiste uno de los que se quedaron por los caminos rumbo al puerto. Para muchos cristianos viejos, los moriscos eran seres inferiores sin derechos. Por eso eran frecuentes los asaltos a manos de bandas que robaban y mataban a los que se topaban en el camino. Era frecuente ver los caminos atestados de cadáveres. Iba a decirte también que esa costumbre quedó como práctica nacional en otros conflictos que se dieron en nuestra historia posteriormente. También tuviste buena fortuna –si es que se puede usar ese término- en la travesía. Algunos compatriotas tuyos de Valencia y Andalucía fueron maltratados, robados, obligados a dejar sus pertenencias a los dueños de los barcos a cambio del pasaje o directamente asesinados y arrojados al mar. Hasta hubo algunos que fueron abandonados en islas desiertas y sus mujeres e hijos hechos esclavos. Fueron muchos los que no llegaron a su destino. Luego llegaste a Tunicia para empezar una nueva vida. Lograste establecerte en un arrabal próximo al centro de la capital. Los que vinieron después ya no tuvieron tanta suerte y hubieron de instalarse en zonas peores y no tan bien situadas como Ghar-el-Melh o Ras Djebel. Pero diste gracias al Hacedor por haber llegado vivos tu familia y tú y poder empezar allí una vida de nuevo. Ahora te hablo desde la distancia y la objetividad que permiten los siglos transcurridos, sin pasión, independientemente de los credos, que en mi opinión no nos hacen ni buenos ni malos, para decirte que la expulsión que se inició en 1609 fue un fracaso en todos los sentidos. Un fracaso económico y demográfico que supuso la ruina para la economía española. Pero también un fracaso moral. Y ese es más difícil de subsanar. El tiempo no lo cura todo. ____________ (1) Bando general de expulsión de los moriscos, 22 de septiembre de 1609. Folio 34 de la Mano 50 de Mandamientos y embargos de la corte civil de Valencia del año 1611. (2) Textos aljamiados. Poesía religiosa morisca , M. Manzanares de Cirre Bulletin Hispanique. Año 1970. Volumen 72. Número 3 pp. 311-327. Enlace: http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/hispa_0007-4640_1970_num_72_3_4018