LA MURALLA.Pero, con todo, lo que más me sorprende es su muralla periférica. Potente paredón de unos tres metros de altura, forrado en ambos lados con enormes cantos rodados y relleno el interior con piedras más pequeñas y tierra. Un modelo preparado para resistir los envites de atacantes, con su maquinaria neurobalística, gracias a ese “colchón” amortiguador del complejo interior del muro, al que las enormes piedras que lo forran le hacen el efecto de “camisa”; técnica que proseguiría mil seiscientos años después, con la irrupción de la pirobalística.
El complejo numantino y el entorno de su asedio sorprenderán, sin duda, a quien lo vea. El que pese sobre ello la amenaza del mal uso, del desprecio a la historia y a la arqueología, ya es algo que, por desgracia, nos “llueve sobre mojado” en nuestro patrimonio arqueológico, histórico-artístico y monumental.