En la actual campaña electoral se está produciendo una situación parecida, igualmente indecente e irresponsable. Los más inmorales y mentirosos están prometiendo "menos recortes" con la esperanza de ganar, a pesar de que saben perfectamente que después del 20 de noviembre los recortes tendrán que ser brutales, gane quien gane, porque así lo exige la crisis, porque así lo imponen los mercados y los aliados europeos, porque el despilfarro socialista y el mal gobierno de Zapatero han dejado a España convertida en un guiñapo que sólo saldrá adelante con privaciones de escalofrío y sacrificios de agonía.
Los inmorales, para ganar votos, no sólo prometen a sus electores menos recortes, sino que preparan también una oleada de huelgas y de desordenes para desgastar al partido que obtenga la victoria, siempre que gane la derecha. Si ganara la izquierda, los recortes serían presentados por la propaganda como "necesarios", pero, si ganase la derecha, esos mismos recortes serían "vendidos" como el peaje antipopular y "fascista" que cobra el dóberman de la derecha cuendo llega al poder. Si ganase la izquierda, los recortes que impondría Rubalcaba serían vendidos por la derecha como consecuencia directa del despilfarro y del mal gobierno del socialismo, destructor de la riqueza.
Los partidos políticos están demostrando toda su bajeza en esta campaña, mintiendo abiertamente a un electorado que, aunque cada día es más consciente de la realidad y siente más rabia y ganas de protestar, todavía está lo suficientemente adormecido y sometido para creer las patrañas de sus políticos.
La gente más preparada e informada sabe que España sólo podrá salir de la crisis mediante grandes sacrificios y privaciones, practicando recortes brutales que, inevitablemente, tendrán que afectar también a servicios básicos como la salud y la educación, aunque los políticos ahora lo nieguen. Después del 20 de noviembre, tanto si gana la derecha como si gana la izquierda, habrá que renunciar a la división y unirse para hacer frente a una crisis de efectos brutales. Nos espera un calvario donde habrá supresión de pagas extraordinarias, congelación de sueldos y pensiones, menos fiestas y más trabajo, subidas de impuestos de infarto y muchos sacrificios que los políticos ni siquiera se atreven a mencionar en estos tiempos de siembra, cuando todas las energías y argucias se orientan a cautivar y engañar a los ciudadanos para que les entreguen el voto.
Preparar protestas masivas contra los recortes y huelgas para desgastar a la derecha, si ésta gana las elecciones, es de una irresponsabilidad tremenda y de una vileza difícilmente superable, sobre todo en tiempos difíciles que requieren unidad y sacrificios colectivos. Esas protestas y huelgas hundirán todavía más la economía y destrozarán lo poco que queda de España.
Todo el inmenso rosario de dramas que se avecinan se lo deberemos a nuestros malos políticos, sobre todo a Zapatero y a su inepto gobierno, incapaces de adoptar medidas contundentes en su momento, inútiles a la hora de atajar de manera adecuada la crisis, carentes de ideas, sin un gramo de ética, mentirosos y siempre aterrorizados ante la idea de perder el poder, que es lo único que realmente les importó en todos estos años, mucho más que la defensa del bien común, de la Justicia y de los tan cacareados logros sociales.