La falsa amistad en el tiempo presente (breve tratado)

Publicado el 09 septiembre 2014 por Mediasmentiras @mediasmentiras

Decía Jose María García (el célebre periodista deportivo) que para él un amigo es aquel que si atropella con el coche a una vieja que pasa por un paso de cebra tú le exculpas diciendo "algo habrá echo la vieja".
La amistad verdadera es incondicional. Se basa en el conocimiento del otro por el paso del tiempo.
Este requisito temporal lo aclaro porque hay mucha gente que se conoce de dos semanas, han coincidido en un grupo de singles, son compañeros de fábrica, coincidieron en un mitin de Rajoy por plasma o van al mismo médico para curar las hemorroides y que aseguran que son amigos íntimos.
Puede que incluso se hayan hecho con la llave del coche una herida en la mano cada uno y hayan juntado tales despropósitos para afianzar el lazo de unión por siempre jamás. Son unos gilipollas.
Yo a mis amigos les quiero, también les pegaría, pero les quiero. Eso es una amistad verdadera.
Nos conocemos mucho, sabemos las miserias de unos y de otros, no nos envidiamos, nos alegramos de las cosas buenas, no nos hablamos todos los días, no votamos a los mismos, nos emborrachamos a la vez, nos está saliendo tripita, nos asquean los banqueros y tenemos el mismo humor.
Nos toleramos, nos queremos , nos odiamos. No puede haber desengaños porque no nos engañamos, no mantenemos roles oportunistas, no esperamos más del otro que lo que nos puede dar.
Luego está la otra gente, la que conoces por redes sociales o en tu vida cotidiana. Algunos serán amigos para toda la vida, de otros no me acordaré de su nombre en dos meses.
Yo lo tengo claro: no me influye lo que hagan mis amigos de siempre porque no cambiaré mi aprecio hacia ellos. De los nuevos sé que mantendré más cercanía con los pocos a los que se lo digo, muy pocos. Con la edad aprendí a no prometer lo que no pienso cumplir.
Hay mucha gente que no piensa como yo y que cree que la amistad depende del estado civil, del número de mascotas, de las veces que les llames a la semana, del deseo de paternidad, de si felicitas a sus hijos en los cumpleaños, de lo que les des en el regalo de bodas, de tus fotos del Facebook, de la luna, del tamaño de tu mente, del tamaño de tu bolsillo...
Todos estos son unos verdaderos estúpidos, sobran.
Nunca siento la pérdida de un amigo temporal, tampoco de uno que él se crea amigo íntimo y yo no le vea como tal, mucho menos de los que chantajean con emociones buscando reacciones.
Tengo bastante suerte, hace mucho tiempo que no tengo "bajas en mis filas". Seguramente depende de que el tamaño de las mismas es mucho más limitado de lo que puede decir un perfil social.
En Facebook tengo 1600 contactos, de esos puedo decir con la boca ancha que amigos son muy pocos. Coincide que son los que piensan que yo soy su amigo.
La importancia relativa es lo que hay que aplicar en estos casos, te vas... ¡perfecto! , si eras un falso amigo prefiero tenerte localizado, mejor perder un amigo que creer que puedes contar con él y que no esté cuando le requieras.
Plutarco, ese viejo sabio, decía que "toda amistad se basa en un interés". Es así, pongamos como nos pongamos de dignos, hay un interés siempre...la cuestión es saber si es coincidente entre ambos.