La Iglesia de San Ignacio tiene la bóveda y la cúpula planas. El jesuita Andrea Pozzo (1642 – 1709) fue el encargado de darle la espectacular perspectiva ilusionista que engaña al espectador con profundidades inexistentes. El trampantojo de Pozzo es, junto al falso ábside de Bramante en San Satiro (Milán) y la Galería de Borromini del Palazo Spada (Roma), la culminación de los estudios de perspectiva que Brunelleschi y Alberti habían teorizado en el quattocento.
La barroca bóveda con la Apoteosis de San Ignacio es modélica pero nos fijamos más en la sencilla cúpula con cañón y cisternas ilusionistas. Se trata de una pintura plana que está diseñada para ser vista desde la parte posterior de la nave. Si nos situamos debajo se descubre el trampantojo: algo no encaja.
Una foto tomada muy lejos, desde el mirador del Observatorio de Monte Mario, muestra como San Ignacio no tiene cúpula pues taparía la torre astronómica del padre Angelo Secchi en el Colegio Romano que está restaurándose.
Uno de los estudios de Andrea Pozzo para la cúpula se encuentra en el Palazzo Chigi de Ariccia.
Pozzo realizó una falsa cúpula similar para los jesuitas de Viena.