“La familia, a diferencia de la empresa, es un sistema socialista”

Su tatara-tatarabuelo Daniel Swarovski fundó la empresa en 1895. Y 118 años después, la compañía que lleva su apellido sigue brillando.
"La familia, a diferencia de la empresa, es un sistema socialista"Su tatara-tatarabuelo Daniel Swarovski fundó la empresa en 1895. Y 118 años después, la compañía que lleva su apellido sigue brillando. Aunque confiesa que no conoce la fórmula para que una empresa sobreviva en quinta generación, Markus Langes-Swarovski, miembro del consejo de Administración de la firma austriaca, confiesa que "hay una cosa que las compañías multigeneracionales que son exitosas y sostenibles tienen en común: cada generación ha respetado lo que ha heredado y ha tratado de protegerlo, pero a la vez ha añadido otra parte al negocio".

Son 25 los miembros familiares que trabajan en la firma. Una situación que, según este amante de la cocina y de la música, tiene más ventajas que inconvenientes. "Una empresa familiar permite pensar más en el largo plazo, algo que sólo es posible si tienes autonomía financiera, algo que en Swarovski queremos preservar. El hecho de que la gestión sea familiar favorece pensar en el futuro y no sólo en los resultados trimestrales. Por supuesto, queremos que nuestro balance crezca, pero no a cualquier precio".

A pesar de tratarse de una empresa con 25.000 empleados y presente en 120 países de todo el mundo, Swarovski sigue preservando ese espíritu familiar. "Pasamos mucho tiempo trabajando y si te sientes cómodo y tienes un buen ambiente, creo que eso es algo bueno para cualquiera que esté comprometido con la compañía", añade. Pero no todo van a ser pros, Langes-Swarovski apunta que a veces no hay una clara distinción entre la familia y la compañía. "Estos sistemas funcionan de forma distinta, ya que, digamos que la familia es un sistema más socialista, y la compañía es uno más capitalista. Los principios que rigen ambos son distintos y si no los gestionas del modo correcto, puede haber un gran problema".

Pero su forma de gestión nada tiene que ver con un estilo autoritario, sino más bien todo lo contrario. Al directivo le gusta que su gente participe de los procesos "y me gusta molestar pensando en nuevos propósitos y en una idea de dónde vamos a estar dentro de aquí a diez años. Es importante cuestionarse cosas, y siempre dirigido por una gran ambición, al menos para el largo plazo, pensar en cómo lo vamos a conseguir. Nosotros no vendemos comida o productos necesarios para sobrevivir, sino cosas bellas y bonitas que son alimento para el alma".

Langes-Swarovski asegura que a cambio de un buen ambiente en el que trabajar para que cualquiera de sus colaboradores se exprese, lo que le pide a su equipo es que "todos vayamos en la misma dirección. Creo que es lo fundamental para el éxito, que todo el mundo crea en lo que está haciendo". Y hacerlo de una forma enérgica, con respeto y con soluciones creativas.

Precisamente esta cuestión, la de encontrar soluciones creativas y ser imaginativos es algo que ha caracterizado a la empresa desde su nacimiento. "Estamos preparando un libro sobre la historia de la empresa, y es curioso ver cómo muchos de los temas importantes y los valores que la regían en los años 20, siguen estando ahí cien años después. Nuestro ADN, la forma en la que trabajamos, sigue siendo la misma: la pasión, la creatividad y la imaginación nunca nos han abandonado".

Y aunque los valores siguen manteniéndose, eso no significa que la empresa no haya evolucionado. En su opinión, es importante cuestionarse cómo has hecho las cosas en el pasado y cómo las vas a hacer en el futuro, porque el mercado cambia muy rápido.

"La quinta generación lleva liderando la compañía los últimos doce años. Es la responsable de haber construido y potenciado el retail. La marca ha evolucionado y mira hacia adelante, ya que ahora somos líderes en cristal y queremos serlo también en joyería, no sólo con la marca Swarovski, sino con otras actividades, adquisiciones o construyendo otros conceptos".