Dos principios lucharon por el reconocimiento en la vida familiar de Babilonia. Uno era el patriarcal, el otro el matriarcado. Quizás se debieron a una dualidad de raza; quizás fueron simplemente el resultado de las circunstancias bajo las cuales vivió Babilonia. A veces parecería que debemos pronunciar que la familia babilónica ha sido patriarcal en su carácter; en otros momentos, la esposa y la madre ocupan una posición independiente e incluso dominante. Puede notarse que mientras en los viejos himnos sumerios la mujer toma precedencia del hombre, la traducción semítica invierte invariablemente el orden: uno tiene "femenino y masculino", y el otro "masculino y femenino". En otras partes del mundo semítico, donde las concepciones de la cultura babilónica no habían penetrado, la mujer estaba subordinada al hombre, su ayudante y no su igual.
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