La familia sangrienta (los bender)

Publicado el 02 enero 2015 por Orlok @afriasangre
Las tierras de Drum Creek pertenecían al estado de Kansas, que había nacido como tal un decenio antes. Los indios que habían poblado esta zona fueron trasladados a una reserva del estado de Oklahoma. Nuevas familias de colonos empezaron a asentarse en estas tierras, lo que convirtió a aquella región aun bastante inhóspita, en una zona de paso, donde numerosos viajeros cruzaban el nuevo estado.
Un día de mayo de 1871, en Drum Creek fue encontrado el primero de una serie de cadáveres. Presentaba el cráneo aplastado y un corte profundo en la garganta. En febrero de 1872, se encontraron los cuerpos de dos hombres con las mismas lesiones que el anterior. En 1873 se empezaron a denunciar desapariciones de personas por aquellas tierras y por ello muchos viajeros evitaron tomar esos caminos.
En marzo de 1873 desapareció el Dr. William York. Regresaba de Fort Scott, donde había visitado a su hermano, el coronel Ed York. Al saber éste que William no había llegado a su destino, se puso a investigar su desaparición. Tomó la ruta que debería haber tomado su hermano, hasta que llegó a la zona donde se asentaban los colonos y que en el futuro formarían el pueblo de Cherryvale. Al preguntar allí a todos los residentes, uno de ellos informó al coronel que habitaba por ahí una familia un tanto extraña. Constituida por cuatro miembros, habían llegado en octubre de 1870. Se habían hecho con unos acres de tierra, construyeron su vivienda y regentaban una tienda, además como otras familias de colonos, plantaron un huerto y criaban algo de ganado. El patriarca, John Bender, de unos 60 años de edad y su esposa Kate, de 42, hablaban poco inglés, ya que eran de origen alemán. Tenían dos hijos. El chico, John Bender, Jr. De 25 años de edad, era considerado como un “retrasado”, ya que reía siempre sin motivo aparente. La chica, también llamada Kate, que contaba unos 23 años, se autoproclamaba sanadora y psíquica, y distribuía folletos en los que anunciaba que tenía poderes sobrenaturales mediante los cuales podía curar enfermedades. También realizaba conferencias sobre espiritualismo. Se decía que además utilizaba su atractivo físico para vender otro tipo de servicios a los hombres, y no precisamente espirituales.
El coronel York continuaba con sus investigaciones, hasta que llegó a sus oídos que una mujer escapó de la tienda de los Bender asustada porque la habían amenazado con un cuchillo. Así que el coronel, acompañado por sus hombres se dirigió al lugar. Al interrogar a la Sra. Kate Bender por su hermano, ella, con su acento alemán admitió que el Dr. William York había estado allí pero que se marchó después de haber comprado algunos productos en su tienda, pero al preguntar por el incidente que había ocurrido con la mujer que les acusaba de intentar matarla con un cuchillo, la Sra. Bender enfurecida lo desmintió. Parece ser que tal situación de incomodidad hizo que la Sra. Bender curiosamente, perdiera su acento alemán y hablara en un perfecto inglés.
Se organizó una reunión a la que acudieron representantes de varias localidades y en la que se acordó hacer una batida por aquellos territorios, ya que seguían en aumento las denuncias de personas desaparecidas. Los Bender eran los principales sospechosos de las desapariciones, pero no tenían evidencias suficientes para detenerlos. Dicha familia, al verse seguramente en el punto de mira de toda la comarca, decidió marcharse tres días después, tal y como lo comunicó el ganadero Billy Tole, ya que al pasar un día por delante de las tierras de la extraña familia descubrió que el ganado estaba desnutrido y la vivienda-tienda parecía abandonada.
Varios voluntarios y agentes de la ley salieron a su encuentro, mientras, el coronel York y sus hombres entraban en la vivienda de los Bender.
En la estancia principal observaron una mesa con sillas al fondo. Justo detrás, curiosamente, había una cortina, que al retirarla se encontraba una especie de trastienda y una cama. Debajo de la cama había una trampilla. Al abrirla, un olor nauseabundo invadió la sala. Dicha trampilla comunicaba con un sótano. Descendieron al subsuelo. Había sangre por todas partes. De ahí procedía el mal olor. Ante tal escenario, el siguiente paso era buscar cuerpos. No los encontraron. El habitáculo formaba parte de la parte trasera de la casa, y por ella se accedía al huerto. Cavaron la tierra y el primer cuerpo que encontraron fue el del Dr. York, a poca profundidad, boca abajo. Otros cuatro cuerpos fueron hallados en el huerto. Uno de ellos en un pozo. Varias partes desmembradas también fueron descubiertas. Todos los cuerpos presentaban los cráneos destrozados en la zona derecha y las gargantas cortadas, menos el cadáver de una niña que podría haber sido estrangulada. Así mismo dieron con tres martillos manchados de sangre.
Se reconstruyeron los hechos llegando a la siguiente conclusión: al parecer la más joven de la familia, Kate Bender engatusaba a los hombres de alguna manera (ofreciendo servicios carnales, espirituales o ambos a la vez) y los conducía hasta la vivienda. Una vez allí, la víctima se sentaba en la silla de espaldas a la cortina. La muchacha daba una señal y uno de los hombres de la familia aparecía por detrás de la cortina golpeando con un martillo la parte derecha del cráneo del desgraciado. Seguidamente, la matriarca rebanaba el cuello del desafortunado con un cuchillo para asegurar su muerte. El cuerpo era conducido al sótano y allí era despojado de sus pertenencias. Los primeros cuerpos fueron enterrados en Drum Creek, pero seguramente pensaron que era demasiado arriesgado, así que decidieron hacer del huerto un cementerio casero.
No se sabe con certeza la cantidad de asesinatos cometidos por los Bender, aunque pudieron ser más de veinte.
La noticia corrió como la pólvora. Miles de personas, incluyendo periodistas visitaron el lugar. El hogar de los Bender fue destruido por los cazadores de recuerdos,  que fueron expuestos en el Museo de Cherryvale, donde entre otros, se encontraban los martillos que se usaban para cometer los crímenes. Dicho museo fue cerrado al público en 1978 por el mal nombre que daba a la ciudad. Aunque, eso sí, hasta unos años después se celebró el “día de los Bender”.
De la familia asesina, nunca más se supo. Seguramente regresaron al mismo infierno del cual salieron.