La faraona

Por Rocastrillo @roabremeloya

..Su cuerpo entero vibraba por el placer que le producían los labios de El Egipcio...

   Después del último encuentro que mantuvieron, El de 28 volvió a desaparecer de la existencia de Olivia N. De llamarla constantemente y visitarla en su casa a diario pasó a no dar señales de vida. De repente dejó de tener noticias suyas. Como ya sucediera en otras ocasiones, daba la impresión de que se lo hubiera tragado la tierra. CORAZÓN CERRADO.

    Llegaba el fin de semana, Olivia no tenía a su hijo y no sabía qué hacer. Ya estaba como antes: con El de 28 pegado a sus pensamientos como una lapa y desesperada por no saber nada de él. Llegó el viernes y tomó la sabia decisión de asistir a un concierto de flamenco al que la habían invitado. No tenía previsto salir con sus amigas.Emi andaba muy atareada con su trabajo, Katty estaba de viaje y Wynie había quedado con EL TUITERO. El concierto se celebraba en una sala cercana a su casa, así que se fue sola dando un tranquilo paseo.

    Nada más llegar, la representante del cantaor la recibió amablemente y la invitó a una copa. Olivia se acomodó en la barra y pidió una cerveza. Junto a ella, dos tipos jóvenes y de aspecto extranjero no paraban de mirarla. Uno de ellos, precisamente el más guapo, tomó la iniciativa y empezó a piropearla. “qué guapa eres, qué pelo tan bonito tienes, qué bien vas vestida...”. Olivia no le hizo mucho caso. Sobre todo porque, cuando El de 28 ocupaba su mente, el resto de los hombres dejaban de interesarle.

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    El extranjero guapo, egipcio para más señas, era también muy joven y no estaba dispuesto a rendirse.

   -Qué hermosa eres, pareces una faraona, con ese pelo negro tan brillante, le dijo aOlivia en tono solemne, como si estuviera dirigiéndose a la mismísima Cleopatra.

    A ella le hizo gracia la comparación y le siguió el juego.

    -Tú podrías ser mi faraón, si quieres, le contestó sonriendo.

   -Por supuesto que quiero. ¿Acaso lo has dudado en algún momento?, inquirió mientras la atraía hacia su cuerpo y la besaba largamente en la boca.

     A Olivia le gustaron sus besos ardientes. “Si besa así de bien, será muy bueno en la cama”, dedujo.

    No tardó mucho en comprobarlo. Un rato después estaba desnuda y tumbada boca arriba con El Egipcio encima. Su cuerpo entero vibraba por el placer que le producían los labios del hombre recorriendo sus pechos, las manos hurgando en su interior humedecido y la boca roja que la besaba con una pasión inusitada...

    Sintiendo a El Egipcio dentro de su cuerpo, gozando con cada una de sus embestidas y entregada por completo al delirio del sexo, Olivia no pudo evitar que El de 28 asaltara sus pensamientos por sorpresa. Asumió la confusión y prolongó el momento del éxtasis, que llegó junto a los mismos gemidos sonoros que salían de su garganta cuando hacía el amor con él.

    Por pura casualidad, designio del destino o capricho del azar, El de 28 la telefoneó en los instantes en que disfrutaba del relax post coital, recostada en el hombro de El Egipcio. Vio su nombre en la pantalla del aparato y no dudó en descolgarlo. Escuchó la voz masculina tan familiar pidiéndole que quedaran y le dio a su propio ego el gusto de negarse.

    -¿Es que tienes fiesta privada?, le preguntó él.

    -Lo siento, pero no estás invitado, se apresuró a responderle ella.

    -Tú sí. Mañana te invito a desayunar, ¿de acuerdo?

    -Vale, hasta mañana, se limitó a contestar Olivia.

  Colgó el teléfono y siguió disfrutando del universo de los mil y un placeres que le proporcionaba su joven faraón...