Como en botica, hay de todo. Hay madres chillonas, de las que hablan con alguien –incluso por el móvil– y nos tenemos que enterar todo el barrio de las novedades de su cuñada. Hay madres criticonas, que están todo el rato poniendo verde a la vecina y las pintas con que lleva a su niño. Hay madres 'ausentes', que se sientan en el banco y no levantan la vista del smartphone ni aunque su niña esté harta de comer hierba. Las hay desafiantes que saltan, brazos cruzados, nada más acercarse algún niño desconocido a su pequeño. Las hay cuarteleras que no son capaces de dirigirse a sus hijos en un tono y volumen de voz soportable, ni construir una frase sin la combinación de uno o varios insultos/groserías/tacos. Y las hay impasibles que ni se inmutan cuando sus pequeños empujan y molestan a los demás.
Éstas son las peores, las que no puedo soportar. Sobre todo porque habitualmente suelen pertenecer también a otras subclases; chillonas, criticonas , ausentes, o sobre todo cuarteleras. La combinación cuarteleras/impasibles es una especie digna de estudio. De criminología. No me gusta categorizar de esta forma a las personas, pero como se suele decir, "por sus actos las conoceréis". Y todos hemos conocido a alguna.
También hay madres normales, en todo el sentido amplio de la palabra, lo que incluye a muchos tipos. Las curiosas –que no cotillas–, las empáticas, las colaboradoras, las que juegan con los peques, las que ayudan a mantener un cierto orden en el parque. O parejas. Normalmente cuando los dos padres están en el parque no suelen interactuar demasiado con el resto, están a sus cosas, entre ellos, o el papá se dedica a jugar a la pelota con su chaval. Suelen ser parejas jóvenes, y suele ser siempre en fines de semana. O padres solos. Esto si que sigue siendo extraño. Tan extraño como que no recuerdo haber visto a más que dos o tres padres solos jugando con sus hijos. Claro que si me encuentro un día con alguno cuartelero/impasible, me echo a temblar. En temas de conciliación, corresponsabilidad y crianza igualitaria, aún queda mucho camino por recorrer, me temo. Y el parque no es más que una muestra representativa.