Sacha adora a sus amigos, tocar el piano y salir de marcha. Por las noches toca en un club de jazz y seduce a chicas jóvenes y atractivas. Vive el monento y disfruta de la vida. Pasa de despertadores, de anillos de compromiso y de pagar impuestos.Charlotte tiene tres hijos, dos ex maridos y dirige una fundación de arte contemporáneo. En su vida no hay lugar para el romance.Son polos opuestos, no tienen nada en común...pero están hechos el uno para el otro.