¡La FEUC no es Gremial!

Por Luis Gavilán @freaknesss
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Escribo representando mi pensamiento. Un pensamiento que mezcla muchas propuestas, posiciones, ideas. Y es que hoy comienza un nuevo periodo de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC), liderado, como desde hace un año, por el movimiento de centro-izquierda NAU (Nueva Acción Universitaria).

La reelección del NAU me alegra, pero, por otro lado, me preocupa. Apoyé su candidatura luego de que pasaran a segunda vuelta, y la apoyé con ganas: el Movimiento Gremial (la representación casi mesiánica de la UDI en la universidad y primera mayoría durante la primera vuelta) no podía estar a cargo de la FEUC, simplemente porque la intransigencia y la discriminación no pueden ser parte de una entidad tan importante para la comunidad UC. Ambos movimientos tenían (o tienen) grandes y muy buenas ideas, todas buscando el bien para nuestra casa de estudios, pero no se debe olvidar jamás el origen de las cosas.

No me considero una persona de izquierda, me alejo con creces de sus ideales. Es más, quizás me encuentre más cerca del Movimiento Gremial (MG) respecto a la mayoría de las cosas, cosas económicas y políticas, pero no respecto a lo valórico. Me parece extraño que en Chile se vea tan imposible un sistema neoliberal que respete los derechos de todos. Y debido a lo mismo mi voto en la primera vuelta fue para la Opción Independiente (Oi), movimiento de centro.

Considerando, sin desmerecer a la Universidad de Chile, que nuestra universidad ha sido la cuna del status quo de Chile desde sus inicios, me parece importante que las cosas se hagan bien dentro de ella, para que se hagan aún mejor afuera. Con el Movimiento Gremial, que ha estado históricamente al mando de la federación, a cargo de la FEUC la democracia habría desaparecido: la elección del rector y del plan de desarrollo de la universidad, para ellos, es algo en lo que el alumnado no debe influir; y están muy mal: el argumento de que el rector no es una figura política es insuficiente. Una vez alguien, muy de izquierda, me dijo, con mucha razón, que todo es política, y me he dado cuenta de ello con el pasar de este año, con las elecciones presidenciales que se darán en una semana, con las campañas políticas de los candidatos, con muchas cosas. El eslogan de los stickers que el NAU entregó, “Yo voto para que la UC decida”, condensa muy bien la idea anterior: la UC debe decidir, las universidades son la cuna de los sistemas; me atrevería incluso a decir que son el poder mismo, y por eso me preocupa la gestión NAU.

El NAU se llama a sí mismo “de centro-izquierda”, pero ante mis ojos e ideas no lo son. Pertenecen (como incluso muchos de Crecer UC, la plataforma de ¿extrema? izquierda de la universidad) a la burguesía del país y de la universidad. Los cambios que proponen, a nivel universitario y nacional, son geniales. Se necesitan líderes que apoyen las causas justas del siglo XXI: el matrimonio igualitario, la despenalización del aborto, la legislación respecto a la marihuana (cuya despenalización no apoyo, pero no por eso debe mantenerse ilegal), y, sobre todo, la democratización de las sociedades. Lo preocupante de todo esto es el movimiento estudiantil, ese que en 2006 Michelle Bachelet destruyó con falsas promesas, ese que durante 2011 y 2012 cobró nueva fuerza, y cuyos líderes son ahora parte de la “Nueva Mayoría” de Bachelet. Si esa mujer (me ahorraré blasfemarla) es electa presidenta, ¿podemos confiar en que el movimiento estudiantil dentro de la UC no se venderá a su mandato? Y suena extraño que alguien como yo se preocupe de esto: nunca he marchado, ni lo haré, por la educación gratuita y de calidad, porque es algo bastante utópico para nuestro sistema, y además imposible (o al menos así es como yo lo veo). Se debería cambiar todo, desde sus bases, para lograr eso y el resto de lo que proponen (como la tan manoseada Asamblea Constituyente), y la experiencia latinoamericana nos ha demostrado cuán mal resultan las revoluciones. Como alguien me dijo hace algunos días, se debería mejorar lo que tenemos, realizando los cambios necesarios, pero no destruyéndolo todo: no está completamente mal, está desfasado (para que suene bonito).

Otro punto que juega en contra del NAU es la imagen que intentan darnos: una imagen de protesta con el sistema, explícita en el fondo de su página web.

Espero que sea un buen año para la FEUC, que el NAU lo haga bien, que no desilusione a quienes votamos por ellos, y que se democratice y liberalice la UC (a nivel 2013, no medieval). Mucha suerte.

Luis Gavilán, Estudiante de primer año de Comunicaciones.