Fiambrera o tartera es la manera castellana correcta de definir ese contenedor de plástico en el que llevamos la comida al trabajo y al que nos referimos normalmente con el nombre de una marca comercial. Y aunque un tupper da así como penica de verlo, La Fiambrera, la tienda de diseño con galería y cafetería en Malasaña, es un chute de energía diaria, de color, de creatividad. Es un contenedor de preciosidades sin ñoñerías, de arte puntero pero asequible y con mucha retranca.
El diseño más puntero y vanguardista es el eje que da sentido a los distintos espacios que conviven en La Fiambrera, que son galería, tienda y librería y un pequeño cafecito. El proyecto de Ruth López Dieguez y Maite Valderrama está basado en este arte y lo plasman en todas sus vertientes: hay diseño joven y vanguardista en las exposiciones que programan, arte gráfico e ilustración en todos los productos y en los libros especializados que venden, que van desde el cómic y la novela gráfica hasta publicaciones de decoración o arquitectura.
No se cierran a una disciplina porque el diseño más original y moderno está igualmente presente en las láminas de Derek Yaniger (reconocibles por su estilo Cartoon Network), en las piezas de madera de David Santiago o en las capas para superhéroes y superheroínas de Vulpi Vulpini. Los precios también abordan todos los espectros. Hay piezas desde 15€ a más de 200€, para todos los bolsillos.
Cada pieza y cada selección son especiales. “Queremos diseñadores que se comprometan con lo que hacen. Todos los que tenemos ahora mismo lo hacen todo en sus piezas, desde la idea hasta la manufactura final, lo que aporta a los artículos y a su producción un contenido fuerte de realidad, de implicación. En medio de este boom del diseño, queremos gente comprometida, real”, me cuenta Ruth.
Comprometidas están ellas con diseñadores e ilustradores como Mauro Entrialgo, Fernando Vicente, Sergio Mora, Roberto Maján, Ed Fotheringam, Mik Baro o MadLab con la misma intensidad que con la cerámica de Sonia Pulido bajo la marca Uhaala, las vírgenes flúor de Props Malasaña o los cojines con motivos mexicanos de Luka The Pan. Ruth pasea y muestra sus productos con emoción, contando detalles de cada uno de los artistas, como si fuera la tienda de un museo. No en vano, antes de lanzarse a este proyecto conjunto, Maite fue directora de La Fábrica y ambas cuentan con experiencias museográficas y en galerías de arte.
Tiene un secreto La Fiambrera. Como aquellas tarteras que tenían dos pisos, tiene un sótano inmenso, una cava de ladrillo visto perfecta para “presentaciones, pequeñas exposiciones o reuniones” , un espacio cambiante libre para alquilar. Y en ella, el cartel antiguo de fiambres nos desvela “que La Fiambrera era una antigua tienda de alimentación. Encontraron el cartel tras quedarse con el local y reformarlo y eso, unir el pasado con el presente, les dio la clave para redondear el nombre de su local.
Pero el broche redondo se pone subiendo de nuevo a la planta calle a acodarse en una silla alta de su cafetín. Allí, una pequeña selección de ricos desayunos (2,8€) y aperitivos, sencillos, sabrosos y caseros, bizcochos, cervezas especiales, tablas de queso o tostas. Poco, rico y bueno para animar a entrar, para fomentar la conversación o para pensar en lo que se ha visto. Para recordar que La Fiambrera cambia y conviene estar atento a su programación de exposiciones, talleres para mayores y pequeños o presentaciones. Un lugar en el que todo lo bonito tiene un hueco.
Los datos: La Fiambrera. Calle del Pez, 7. 917046030. [email protected]. No te pierdas todos sus movimientos en la web, Facebook, Instagram o Twitter.
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure